Como si fuera el efecto de un hechizo, los partidos políticos de izquierda en México, siempre han terminado destrozados por sus mismos militantes porque los grupos que se conforman a su interior terminan por anteponer sus intereses sin lograr conciliar en torno a un proyecto u objetivo.
El mejor de los ejemplos del pasado reciente, es el Partido de la Revolución Democrática, que terminó perdiendo el registro y sus militantes dispersos en los diversos partidos, aunque la gran mayoría emigró al Movimiento de Regeneración Nacional que fundó el hoy ex presidente Andrés Manuel López Obrador, quien también militó en él y prefirió dejarlo y formar su propio movimiento por el canibalismo de las llamadas tribus.
Y por las circunstancias que rodean a Morena, todo hace indicar que solo será cuestión de tiempo para que entre en una crisis política debido a la falta de liderazgo que logre poner orden a los grupos que ya se formaron a su interior, y los cuales, aunque parezca increíble, son precisamente ex militantes del extinto PRD.
Claro que no hay nada que un “manotazo” no pueda arreglar, esto cuando se trata del partido en el poder, como es el caso, y aunque la presidenta Claudia Sheinbaum pidió licencia al Movimiento para gobernar sin limitantes, también es cierto que sigue siendo la líder moral, claro, en la medida que los “lopezobradoristas” lo permiten.
Y eso es precisamente lo que provoca la duda sobre el mando, y si a eso le agregamos la desbandada de los verdes y los del trabajo que eran sus aliados, pues el panorama se torna más negro porque se reduce el poder real.
Pero, además, la misma militancia pone en duda la lealtad del senador Adán Augusto López Hernández y otros connotados morenistas, que, son más “lopezobradoristas” que morenistas, y es por ello que se duda del compromiso con el proyecto de la presidenta Sheinbaum, y más por las posiciones adoptadas en los últimos días, sobre todo por el tema de la reforma electoral y donde el anti nepotismo quedó en el camino, bueno, se prorrogó hasta el 2030.
Verdad o mentira que Adán Augusto anda, como dirían en el pueblo; de “chaquetero”, eso solo ellos lo saben, lo que si es cierto es que la presidenta Sheinbaum tendrá que actuar de inmediato porque la gobernabilidad no se puede poner en riesgo.
Tener los enemigos afuera es entendible, pero adentro, sería terrible y más peligroso.
Quizás la Presidenta debería comulgar con el refrán popular aquel que reza: “Señor, cuídame de mis amigos, qué de mis enemigos, me cuido yo”.
