Los expertos cuentan que las estadísticas es una de las formas más frecuentes para mentir. Ya ven, por eso, AMLO cada vez que enfrenta un dato estadístico sale con que él tiene otros datos. Sin embargo, los datos numéricos son los válidos para darnos cuenta si algo crece o disminuye. En caso, por decir, de una pandemia vigilamos su evolución y la contrastamos con las medidas gubernamentales para contrarrestarla. Al menos, así lo vivimos en el periodo de que el covid-19 hizo de las suyas en el país.
La cuestión es que casi todos los medios de comunicación, sean tradicionales o de los más modernos, los digitales o las redes sociales, no pueden escapar a esa dinámica. Y es que, quiérase o no, ese tipo de información nos indica naturaleza del fenómeno, del evento o del alcance de una acción gubernamental. El número, el porcentaje, el volumen son los datos que nos explican, nos definen o, tan simple, que nos cuantifican. Cuando hablo de mi familia, siempre digo: el primero de nueve.
SORPRENDIDO
México, Tamaulipas o Victoria, de siempre ha tenido una población mayormente católica. Por eso, ahora estoy sorprendido: resulta que Luis Armando González Isas, pastor de la iglesia Luz para las Naciones, hace notar que en Victoria hay por lo menos 300 templos cristianos. El dato lo da para pedir que se haga una revisión de su estructura, puesto que han crecido por agregación. El dato nos da una idea de cómo la población cristiana ha crecido y, todo hace indicar, va a seguir creciendo.
Hace muchos años asistí como padrino a una primera comunión allá en Matamoros. Cuando el padre hace su reflexión para los adultos, se refiere precisamente a como la iglesia católica va poco a poco perdiendo feligreses. Hizo notar como, familias que viven próximas a la iglesia, ya dejaron de asistir y que se cambiaron a una cristiana. Incluso, puede uno revisar esa condición en la familia: en la mía, por decir, tres ahora son cristianos; y en el de mi esposa, una hermana y una tía, también lo son. ¿Cómo va, amable lector, la suya?
LOS DERECHOS HUMANOS
Como seres humanos, como ciudadanos de un país regido por el derecho, contamos con un conjunto de derechos; que van desde el de tránsito, de libertad de expresión, hasta de los Derechos Humanos. Estos nacen, sin la menor duda, porque el Estado por lo regular los viola al momento de desarrollar sus tareas esenciales, básicas. Así, por ejemplo, se acaba de saber que en Tamaulipas el primer lugar de quejas es en contra de directores y profesores de las escuelas: 138 de primaria y secundaria, en donde los alumnos fueron maltratados por los profesores.
El segundo lugar es contra el IMSS con 94 y la Fiscalía General de Justicia con 65 quejas. Vale ponderar estos últimos datos: durante muchos años las quejas eran contra los policías, por abusos, torturas o acciones no legales. Hay más quejas, unas son contra la Guardia Estatal, la CFE, la Secretaria del Bienestar Social y los hospitales del Issste. Lo que significa, llanamente, que el Estado (federal o local) sigue haciendo de las suyas; que los servidores públicos aun no aprenden a desarrollar sus acciones con eficiencia, con eficacia, sin lesionar los derechos de los mexicanos.
INSEGURIDAD
El Estado tiene la tarea de garantizar, entre otras cosas, la seguridad de la población; seguridad en la integridad personal, pero también la patrimonial. Recordemos que Tamaulipas a partir de 2010 tuvo un incremento constante de inseguridad, que no se termina, pero que en etapas se aminora. En este caso, se informa que en el 2022 Tamaulipas tuvo 44 mil tamaulipeco víctimas de la inseguridad: lo importante, en este caso, es que nuestra entidad se ubica en el segundo menor de la frontera norte. No es, pues, un consuelo saber que hay otras entidades con más inseguridad, pero es evidente que hay fallas.
En el renglón de contra la vida y la integridad persona se registran tres mil 527 lesiones en tanto que hay 1218 homicidios; en el renglón contra la familia, hubo siete mil 863 casos de violencia familiar y mil 629 por concepto de incumplimiento de obligaciones familiares. Hubo ocho mil 508 robos, delito que ocupa el segundo lugar… destaca, por cierto, que dentro de estos delitos hay mil 580 casos de fraude y mil 999 relacionados con daños en propiedad. Datos que pintan como, la sociedad misma falla, pero también el Estado.
SOCIEDAD DESCOMPUESTA
Difícil que algún día lleguemos a ser una sociedad feliz, en donde no haya conductos que riñen con la ley. Es evidente que, en el caso de robos, como en contra de la integridad de la persona, no toda la culpa la tiene el Estado: vale, sin embargo, preguntarnos: ¿Por qué roba la gente? ¿Por qué, unos, atentan contra la vida de otros? En algunos casos se roba por hambre; pero la cuestión del fraude, no es por hambre… es por decisión personal de hacer daño, de engañar y lastimar, de afectar a otros para conseguir un beneficio.