mayo 28, 2025
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Mauricio Zapata

De la pantalla al pizarrón

mayo 26, 2025 | 274 vistas

Mauricio Zapata

El Congreso de Tamaulipas aprobó una propuesta que, en papel, luce como una buena intención: prohibir el uso de celulares dentro de las aulas escolares.

Una medida que no busca criminalizar, sino ordenar; no pretende castigar, sino enfocar.

Hoy en día, los teléfonos móviles se han convertido en extensiones del cuerpo. Están en manos de niños y adolescentes desde edades cada vez más tempranas.

Y su presencia en clase, más que una herramienta educativa, suele ser una fuente constante de distracciones.

Pero también, y esto hay que decirlo, han sido testigos y protagonistas de grabaciones que terminan viralizadas sin contexto alguno, dañando la imagen y la moral tanto de alumnos como de maestros.

Casos hay de sobra: ediciones malintencionadas, recortes que cambian el sentido de los hechos, y escándalos innecesarios.

Prohibir su uso en clase es una medida que protege. Protege a los estudiantes de distracciones, del acoso digital, de los chantajes.

Protege a los docentes de ser exhibidos injustamente, de ser juzgados por un clip de diez segundos.

Sin embargo, como toda norma, debe aplicarse con criterio.

Hay casos en que un alumno necesita comunicarse de emergencia. O cuando una actividad requiere del uso responsable del teléfono.

Aquí, la figura del maestro y del directivo debe ser clave: que tengan la autoridad y la sensibilidad para permitir su uso cuando la situación lo amerite.

Me parece que la medida no se trata de satanizar la tecnología, sino de saberla enfocar, y, sobre todo, de encauzarla y de evitar un mal uso de los dispositivos, además de distracciones en las clases.

Se trata de poner orden.

De enseñar que hay un tiempo para cada cosa.

Que el aula es un espacio para aprender, para concentrarse, para pensar.

Porque si algo nos urge hoy, es que los alumnos piensen.

Que analicen.

Que cuestionen.

Y eso no lo harán revisando TikTok a mitad de una clase.

EN CINCO PALABRAS: No todo es la tecnología.

PUNTO FINAL: “La verdad es como la salsa; si no pica, no sabe”: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

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