No es uno, sí muchos los victorenses arrepentidos de haber brindado su confianza al alcalde (hoy con licencia) en las pasadas elecciones, el descontento generalizado de la gente se puede encontrar por todas partes, ha quedado a deber mucho en el tema del funcionamiento eficiente de los servicios públicos.
Pero más allá de esto la actitud del alcalde con licencia ha desencantado a muchos sectores que al inicio de su administración brindaron su confianza y su voto al edil, hubo choques fuertes con el sindicato de trabajadores del Municipio, se incumplió con acuerdos con diferentes sectores y promesas de campaña, no fueron tomados en cuenta los morenistas fundadores del movimiento en la Capital, se enfrentó duramente con la representante de Morena en el cabildo, la regidora Imelda Bernal con quién no logró hacer equipo, antes bien le eliminó de su lista de regidores próximos, cuando la regidora se dedicó a velar por la mejoría de las calles, atender las peticiones de los concesionarios del transporte y la gente con necesidades apremiantes que recurrían a ella, todo esto sin contar con el apoyo del alcalde más bien con su oposición.
Se ha extralimitado con la intervención en la vida personal de sus empleados, los cuales están constantemente vigilados en sus redes personales sobre cualquier tipo de información que no favorezca a su jefe, de la misma forma que deben replicar sus actividades y mostrarse complacidos con ellas.
Se ha condicionado de esta y otras maneras la permanencia de sus trabajos dentro del ayuntamiento.
No se espera que resuelva de manera inmediata los problemas (a más de dos años en el cargo dicho sea de paso ya es considerable su tiempo) es comprensible que hay procedimientos y circunstancias que van más allá de una solución instantánea, sin embargo, mucho tiene que ver la forma en que tratas a las personas, cuando das la cara de frente al ciudadano y se muestra empatía con sus problemas, la humildad y el respeto que brindas a todos por igual, y el trabajo responsable a favor del ciudadano, dice mucho de un buen alcalde, pero esto ha brillado por su ausencia en la figura del ahora candidato que busca su reelección.
Es de considerarse seriamente el peso que ha tenido el hartazgo y la decepción de la gente siempre en momentos de votación, no se puede tapar el sol con un dedo, y quien llegue a un puesto de elección popular debe recordar que al final digan lo que digan sus logos y carteles bonitos es el ánimo o desánimo ciudadano quien definirá con su voto si esa persona debe o no seguir a cargo de la ciudad.
Dice la sabiduría popular mexicana que: “de los arrepentidos se sirve Dios” y “que es de sabios cambiar de opinión”.
Y en estos momentos de tanto rezago en nuestra ciudad ya no tenemos más tiempo para la prueba y error.
Salgamos a ejercer nuestro voto de manera libre, pero con la conciencia de que repercutirá los próximos tres años para incrementar los problemas o para abonar a su solución, usted decide.
Hasta la próxima entrega.
Saludos cordiales desde el Averno Político.