Ma. Teresa Medina Marroquín
¿PROMETEN LAS CLÁSICAS PROPUESTAS O ANDAN DANDO GATO POR LIEBRE?
La guerra electoral desatada por los odios entre las dos principales fuerzas políticas del país (vulgo coaliciones), Morena, PT y Verde contra PAN, PRI y PRD, están reflejando en la realidad un grave error y un altísimo costo moral para la ciudadanía.
Existe en las casas y en las calles una atmósfera creciente de desilusión, pues, repito, paralelo a la crisis económica surge un alto costo social detonado por el inminente dos de junio.
Aquí en Tamaulipas esa guerra electoral se vive como si el proceso eleccionario nos estuviera llevando no sólo en sentido contrario a donde debe de ir, sino a un caos que es lo menos que la gente ha demandado y demanda a las y los candidatos.
No digo que todas y todos los candidatos a las 43 alcaldías, 36 diputaciones locales, ocho diputaciones federales y tres senadurías, incluyendo plurinominales, estén dando una batalla que venga a deformar, después del dos de junio, la realidad social de la entidad que gobierna el Dr. Américo Villarreal Anaya.
Lo que digo es que los cambios exigidos por la gente no se darán en medio de un conflicto, mucho menos podrán revertirse los efectos que vienen de muchas décadas.
La gente, independiente de quienes encabezan las encuestas, suele batallar mucho para diferenciar si lo que dicen diversos candidatos es un ataque a su adversario político o si se trata de una propuesta expresada entre la vehemencia y la exaltación.
LO QUE LA CIUDADANÍA PERCIBE SON PROPUESTAS POLITIZADAS
En serio, ¿qué están ofreciendo los candidatos? ¿Propuestas que le cambien para bien la vida a las personas o francamente son propuestas politizadas que llevan por dentro el veneno del odio que todo mundo ve en el conflicto abierto y grave entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum?
¿Qué está percibiendo la sociedad en medio de tantas encuestas que en su mayoría le dan evidentes ventajas al partido en el poder?
A punto de que terminen las campañas ya se dice que no se sabe si las propuestas son las de ofrecer las acostumbradas y controvertidas propuestas, o si de plano lo que andan prometiendo es gato por liebre.
Insisto que no es un problema generalizado, pero oiga usted que tantito se enteran los medios y las redes sociales y dan la impresión de que sí, es decir, de que sí es un fenómeno generalizado que crispa los nervios de la población.
De pronto las cosas electorales y sus trascendencias de que ganará tal coalición y perderá la otra es lo que menos le importa a la ciudadanía.
QUÉ IMPORTA SI GANA EUGENIO, IMELDA O CHAVIRA
Lo que importa, al margen de que no habría “carro completo” para nadie, es que las contradicciones políticas deben llegar a su fin.
Es decir, por ejemplo, en la competencia rumbo al Senado, donde van Olga Sosa y JR Gómez Leal, Eugenio Hernández Flores y Maki Ortiz, Paco Chavira y Cendy Robles, e Imelda Sanmiguel y Arturo Núñez, debería incluirse un espacio de reconciliación social y no la abrumadora serie de advertencias contra los adversarios.
Y no es la desazón evidente provocada por los resquemores entre varios de estos candidatos a senadores, sino que tanto golpeteo entre ellos mismos propicia que las buenas propuestas se diluyan y sólo nos queden candidatos a pandilleros.
Que, de llegar al Senado de la República, como en la Cámara de Diputados y el Congreso Local, sólo van a extender hasta esos escenarios los callejones donde la especialidad es la trifulca, el altercado y la confusión.
Así para qué diablos queremos representantes de elección popular, harto Tamaulipas y todo el país de que lo único que sabe compartir la mayoría de la clase política es la guerra por el poder.
Sin que nadie diga “Yo sacaré al buey de la barranca”, pues todo mundo se la vive en el pleito eterno, pisoteando, además, que es lo más grave, el juicio social.
¡Feliz miércoles!
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