Durante décadas, los seres humanos han sido los mayores depredadores de la Tierra con el objetivo de capturar a sus presas para fines comerciales, nutricionales, medicinales, entre otros propósitos y muy pocas veces los intereses son distintos.
De acuerdo a diversos estudios de organismos ecologistas, y mediante un reporte The Communications biology denominado “Humanity’s diverse predatory niche and its ecological consequences” (“El diverso nicho depredador de la humanidad y sus consecuencias ecológicas”), reconocen que la cantidad, la fuerza y la diversidad de las relaciones depredador-presa pueden influir profundamente en la biodiversidad, el informe analiza las interacciones depredadoras modernas de la humanidad con los vertebrados y es preocupante sus consecuencias ecológicas.
El informe analiza los datos de uso y comercio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para 47 mil especies, se destaca que pescadores, cazadores y otros coleccionistas de animales se aprovechan de más de un tercio de las especies de vertebrados del planeta.
Los seres humanos son audaces y voraces depredadores que explotan hasta 300 veces más especies que los depredadores no humanos comparables, casi el 40 por ciento de las especies explotadas están amenazadas por el uso humano.
Los cocodrilos hoy representan un peligro para su especie, por más de 200 años han existido, son animales depredadores de gran importancia para el planeta, contribuyen en el buen funcionamiento de los ecosistemas del mundo.
Para ello se deben de realizar acciones y estrategias que fomenten el cuidado, conservación, concientización y preservación de la especie, y evitar su caza y comercialización.
En México se valora la importancia y conservación de los reptiles que contribuyen en los ecosistemas costeros, dichas especies se encuentran protegidas a través de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
Desafortunadamente el ser humano continúa depredando a varias especies de la tierra y no respeta plantas o animales, el ser humano es una preocupante plaga que arrasa con flora y fauna porque a todo le busca el lado económico o comercial.
Las recientes crecidas fluviales y los caudales circulantes del sistema lagunario del sur de Tamaulipas por las lluvias torrenciales y tormentas que se han registrado en los últimos días han ocasionado que cocodrilos salgan de su hábitat y transiten sobre el bulevar costero y algunas calles y avenidas colindantes a sus áreas protegidas, generando sorpresa y temor de la población.
Ciudadanos de esa zona del estado y sin quehacer, se les ha ocurrido proponer a las autoridades aprovechar a los reptiles para el mercadeo de artículos diversos elaborados de la piel y comercializar la carne como una forma de contener la sobrepoblación.
Los saurios predadores semiacuáticos de gran tamaño no tienen la culpa de convivir con la población, pues la ciudadanía y las autoridades han invadido su hábitat, al construir colonias, fraccionamientos y viviendas cerca de los cocodrilos.
Las autoridades municipales sin evaluaciones técnicas previas por décadas han autorizado la ubicación de colonias, fraccionamientos, viviendas colindantes en áreas de hábitat de animales como el caso de los cocodrilos de la zona conurbada.
Las personas que consideran sacar provecho de los reptiles y utilizar la piel para calzado, bolsos y aprovechar la carne, mejor deberían de hacer planteamientos técnicos para la instalación de granjas de cocodrilos, lagartos y otras especies de reptiles para la reproducción, protección y cuidado mediante hábitat alejados o separados del contacto con los seres humanos para mantener activa a esta importante especie.
De hecho, estas granjas o centros de reproducción, resguardo y protección del cocodrilo pudieran convertirse en áreas o zonas de cuota con costo simbólico que pudiera ingresar a las arcas municipales del municipio en que se ubique.
Faltan proyectos y estudios para proteger a los reptiles, conocer e identificar los tamaños, tipos, genética, la conservación y el control específico para mantener seguros y en resguardo a los cocodrilos, un área específica para ellos (cocodrilario). Además de tener un área exclusiva para la conservación de los saurios, se protege a la ciudadanía de posibles ataques.
Atentar contra la especie de cocodrilos no sólo afecta a los animales de Tamaulipas sino a todo el planeta; los ataques de los reptiles que se han registrado contra seres humanos se deben a que las personas invaden de manera inconsciente el hábitat de los cocodrilos.
Asimismo, aves, mamíferos y otras especies de animales terrestres y acuáticos hoy está amenazada su existencia por la explotación de los mismos, afectando gravemente al entorno ecológico.
Los animales que se encuentran en peligro de extinción sobresalen el cocodrilo, lagarto, oso negro, águila real, jaguar, nutria de río, oso polar, tortuga laúd, rinoceronte de java, vaquita marina, entre otros.
Así las cosas…
Y Usted, ¿qué opina?
Nos vemos en la próxima.