Un gran número de personas se encuentran tomando unos días libres con motivo de la Semana Santa. El sistema de educación formal en todos sus niveles se encuentra cerrado debido al período vacacional de primavera. Por esta razón, hoy que muchas personas se encuentran en algún destino de vacaciones, en algún balneario o simplemente descansando en casa, es conveniente hablar del trabajo infantil puesto que niños y niñas tienen derecho al esparcimiento y al ocio; derecho establecido desde la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 4, que establece que los niños y las niñas tienen derecho a la alimentación, salud, educación, y sano esparcimiento.
El concepto de esparcimiento hace referencia al tiempo que se dedica a realizar actividades recreativas, lo que implica tiempo libre y exento de todas las obligaciones relacionadas con la educación formal, el trabajo y actividades domésticas entre otras. En este concepto se desarrollan tres funciones importantes en la vida de las personas: descanso físico y psicológico para recuperarse del tiempo dedicado al trabajo y obligaciones; diversiones compensatorias que refiera a actividades que permiten olvidarse de las tareas que se hacen todos los días, como practicar deporte, salir con amistades, viajes, entre otras; y desarrollar ideas, ejercicios de creatividad y capacidad de innovar,
Esto implica que las infancias tienen derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a realizar ocupaciones recreativas propias de la edad. De igual manera, a realizar deporte, participar en actividades culturales y artísticas como elementos fundamentales para el desarrollo y el crecimiento. Especialistas señalan que jugar es una actividad prioritaria para el sano desarrollo intelectual y emocional.
Aunque en México no hay una estadística propiamente que indique cuántos niños y niñas viven a plenitud este derecho, ustedes como yo, hemos atestiguado situaciones, quizás a horas entrada la noche, propiamente horas de dormir de infantes, pasar alguna niña o niño vendiendo dulces o galletas. Siempre les pregunto qué hacen tan tarde despiertos si es día de escuela y deben de estar dormidos, obviamente no me responden y se van rápidamente de donde me encuentro.
Según la UNICEF, 160 millones de niñas, niños y adolescentes en el mundo realizan algún tipo de trabajo infantil que no corresponde a su edad, que restringe su tiempo para asistir a la escuela y que pone en riesgo su salud, desarrollo físico, mental, moral o social por las condiciones en que se realizan. De igual manera, el trabajo infantil atenta directamente contra el derecho al descanso y esparcimiento
En México 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil; de estos, dos millones lo realizan en ocupación no permitida y 1.2 millones realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas (Instituto Belisario Domínguez, 2023).
Si bien la Ley General de los Derechos de niñas, niños y adolescentes, en el artículo 61, señala que todas las autoridades de los tres niveles de gobierno en el ámbito de sus competencias están obligadas a garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes al descanso y el esparcimiento y a fomentar oportunidades apropiadas en condiciones de igualdad para su participación en actividades culturales, artísticas dentro de su comunidad. La realidad es que hace falta muchas acciones para poder garantizar este derecho.
En Ciudad Victoria, por ejemplo, muchos parques construidos a lo largo de administraciones estatales pasadas, no se encuentran en óptimas condiciones. Muchas de las actividades que se realizan por distintas dependencias se llevan a cabo en zonas urbanas y las zonas rurales quedan fueran de estas acciones. Generalmente se realizan esporádicamente y no son constantes, es decir, se festeja el día del niño y la niña con eventos al mismo tiempo, pero el resto del año no hay ninguna otra actividad.
Una sociedad en la que sus niños y sus niñas no son felices está condenada a tener personas adultas violentas, resentidas y deprimidas. El derecho al esparcimiento y al descanso es y debe de ser un compromiso no sólo de las autoridades, sino de toda la sociedad. Invertir en la felicidad de la infancia es construir, desde hoy, un futuro más justo y lleno de esperanza.