Alicia Caballero Galindo
Ser mujer, es un privilegio, ser madre es un Don divino, lo que realmente nos convierte en madres, no es la función biológica de engendrar vida, que en sí es un regalo de Dios. Lo que transforma en madre a una mujer, es el amor, la educación, la constancia, la sabiduría y la capacidad orientadora, de dirigir una nueva vida hacia un futuro exitoso. Hay quienes dan vida a nuevo ser y se deshacen de él, carentes el instinto maternal y, en contraste, mujeres que cobijan y dirigen, con amor y sapiencia, a un ser indefenso ¡eso, es lo que convierte en madre a una mujer! La maternidad se lleva en el alma, más que en el cuerpo.
Quiero compartirles algunos poemas a la madre que he escrito a lo largo de mis 40 años de escritora, que, en 2025, estoy celebrando.
Mamita
Cuando te hablo, mamita
y luego escucho tu dulce voz
siempre pendiente de mis reclamos
tierna, amorosa, bella, feliz.
Tus tibias manos siempre al alcance
son mi consuelo cuando hay pesar
con gran cariño borran mis penas
y sabiamente me han de guiar.
Desde pequeña, yo te recuerdo
como un refugio, mi fortaleza
y entre tus brazos siempre me siento
como en el cielo, fuerte y segura.
Con todo esto has cultivado
aquí, muy dentro en mi corazón
un paraíso de hermosas flores
que toda mi alma llenan de amor
Y aunque los años pasen y pasen
la vida cambie, el mundo también
nadie jamás podrá arrebatarme
lo que tu amor en mi vida sembró.
No solo en el cielo hay estrellas
No sólo en lo alto del cielo
se ven las estrellas brillar
no sólo en la cumbre del cerro
las flores han de perfumar.
Hay dos lindas estrellitas
que me dan luz y ternura
que nunca me dejan solita
ni me niegan su frescura.
Los ojos de mi mamita
son esos bellos luceros
que yo veo desde niña
y me dan luz y consuelo.
No sólo . . .
Y sus manos son dos rosas
que perfuman mi existir
tan tiernas y tan hermosas
si me tocan yo soy feliz.
Deseo que en toda la tierra
los niños puedan tener
una mamá que los quiera
y muy felices puedan ser.
Mamacita
(Acróstico)
Más bella que una aurora florida
Ángel del cielo que Dios me mandó
Mi corazón se llena de gozo
Al contemplar tu imagen querida
Cantan las aves bella melodía
Inquietas mariposas adornan los cielos
Todos en la tierra hoy lucen sus galas
Al brindarte, madre, de eterno amor pleitesía.
Mamá
Desde que comienza mayo
me late más de prisa el corazón
porque reafirmo el gran amor
que te profeso todo el año
Aunque los rosales florecen
radiantes, todos los días
las flores más bonitas
son las que hoy te ofrecen
Yo quisiera, mamacita,
que siempre te puedan acompañar
como dulce arpegio musical
los ecos de mis caricias.
02 05 01
A mis hijos
Recuerdo cuando latían en mi vientre
y yo, ¡soñaba!
Un día los tuve entre mis brazos
tan pequeños, tan frágiles
¡tan míos!
Cuando se aferraron a mis dedos
con sus pequeñas manitas
supe que caminaríamos juntos
un tiempo.
Les enseñé la estrella de la tarde
cuando mansamente
se sientan sobre la cumbre del monte
¡efímero momento,
destello de la vida!
Cuidé sus pasos vacilantes
pero pronto aprendieron
a caminar, a correr ¡y a volar!
Hoy sus alas
se abren poderosas
y surcan ya otros cielos
hoy forjan sus propios nidos
allá ¡en la cumbre!
Así como nosotros un día
forjamos el nido en que nacieron.
Hoy pasan por mi mente los recuerdos
¿que si hubo desvelos?
¡ya no los recuerdo!
¿sufrimientos y penas?
¡Jamás!
¿Sacrificios dolorosos?
¡nunca existieron!
¿Lágrimas y dolor?
Sólo llevo en el alma
las dulces lágrimas de felicidad
derramadas con amor
cada vez que subían un escalón
en la montaña de la vida.
Madre, mamá, abuela
dulce canto de amor
que da vida a la vida
manantial de esperanza
donde liba la humanidad
brazos abiertos que siempre esperan
sombra fresca para guarecerse
cuando el sol haga lentos los pasos.
Quiero ser fronda que cobija
fuente cristalina que sacie su sed
viento que acaricia
fulgor en el horizonte que guía
mano invisible que protege.
Cuando mi cuerpo fenezca
me iré con una sonrisa
cantándole a la vida
y agradeciendo al Creador
el privilegio de ser madre.
En las noches solitarias
mirarán la luna y las estrellas
¡sonreirán! porque desde ahí,
mis ojos estarán mirándolos
y el viento,
les llevará mi voz a donde estén.
Y en el fondo de su ser
en cada latido de sus corazones
estarán escuchando al mío
diciéndoles que los quiero
y siempre estaré con ustedes.
¡Gracias a la vida
por el privilegio de ser mamá!
Mamá
Mujer roble que guareces
barca que salva de borrascas
apacible arroyuelo de cristal
canta y pacifica
sillón que mece sueños.
Voz trasponiendo
el tiempo y el espacio
brazos de viento
que nunca abandonan
suave girón de luz
que cura las heridas
estrella marcando el rumbo
en noches de soledad.
Esperanza bajo la fronda seca
renaciendo en cada semilla
pétalos de flor silvestre
que acarician al andar.
Esencia que no se pierde
canción del alma
oración perenne
luz inmortal
que nos vuelve humanos
sencillamente, mamá.