noviembre 23, 2024
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Alicia Caballero Galindo

Días de serenata

abril 28, 2023 | 309 vistas

Alicia Caballero Galindo.-

Deja que cante mi alma 

escucha de mi voz los acordes 

que cantando en tu ventana 

dejo escapar mis amores.

Hace unos días, recordando que el mes de mayo nos llena de fiestas para celebrar la vida, evoqué mi niñez y adolescencia, el mes de mayo, en especial, era tiempo de serenatas, una costumbre que está cambiando. Actualmente, las serenatas las hacen llegar los interesados por medio del celular, en un video o una llamada telefónica, eso sí, con interpretaciones de los más grandes artistas nacionales o internacionales. No cabe duda que los tiempos cambian y hay que adaptarse al momento en que se vive, es necesario adecuarse al modernismo sin perder el sentido humanístico de la vida y las relaciones humanas. No es igual escuchar una excelente música de artistas exclusivos por un medio electrónico, que presenciar una serenata bajo la ventana. Con este pensamiento me remonté a la época en que los estudiantes de secundaria, preparatoria y nivel superior esperaban estas fechas para estar listos con las serenatas a las mamás, los maestros y maestras, en los días diez y quince de mayo. En primer lugar, los grupos de amigos se organizaban “en secreto”: seleccionaban piezas musicales después de investigar las preferencias de los maestros y mamás, se reunían para ensayar, donde no los vieran, conseguían, si era posible, una camioneta Pick Up, y un adulto para que la condujera. Trazaban la ruta a seguir porque la misma noche iban a varias casas con su música. Alguien los esperaba para abrir el portón si era necesario. Todo en un ambiente de camaradería, risas y bromas. Cuando llegaba el día, un adulto conducía el vehículo y los estudiantes con guitarras en mano se disponían a la fiesta. Cerca de las doce de la noche empezaban. Con frecuencia, eran esperados, al terminar su canto, les abrían la puerta y los esperaban, había una mesa con refrescos, galletas o canapés que degustaban con placer y emprendían la gira a otra casa.

No había alcohol de por medio, era un ambiente sencillo. ¿La inseguridad? ¡Para nada! Caminaban seguros a cualquier hora del día y de la noche sin problemas. En  noche de serenata, era un placer escuchar desde las casas la algarabía de los jóvenes que, en camionetas o a pie, caminaban de casa, llevando serenatas y alegría. Risas, gritos de júbilo, canciones, guitarras… era un verdadero placer escucharlos. Porque todos disfrutábamos de esas noches, aunque no fueran para nosotros, esas serenatas. Cerca de las cuatro de la mañana, todo volvía a la normalidad.

Al día siguiente, nadie amanecía “crudo” porque no había bebidas alcohólicas, los estupefacientes, que en la actualidad proliferan y hasta son “legales”, eran algo tan lejano… Sólo el relato de las anécdotas de la aventura y la desvelada. No podían faltar a clases ni hacer “puentes”.

Las serenatas era otra de las maneras de enamorar a las muchachas cuando los muchachos querían conquistarlas. También se escogían con cuidado las canciones, para que estas dieran a conocer el sentir del galán. Siempre eran los hombres quienes enamoraban a las chicas. También había serenatas de perdón, puro amor, reconciliación o felicitación. A veces de despecho, pero se arriesgaban en esos casos a ser despedidos con cubetadas de agua, o regaños con palabras altisonantes de padres celosos. Pero nunca pasaba a mayores, lo peor era que se mojaran las guitarras…

Eran otros tiempos, hoy, las chicas enamoran a los chicos y las relaciones son más abiertas y menos románticas. Consideran cursi y pasado de moda eso de las serenatas bajo las estrellas, con voces de estudiantes, que a veces no cantaban bien, pero eran maravillosas.

No me atrevo a decir que tiempos pasados fueron mejores, porque es necesario adecuarse a la realidad actual para estar vigente y no aislarse, pero… se ha perdido “el arte de enamorar”, de mirar el cielo en noches estrelladas, la capacidad de soñar despierto, mientras se escucha una melodía de amor, recibir una carta perfumada que evoque el aroma de quien la escribe. La violencia y la practicidad van ganando terreno en el mundo de hoy. Hay que darse tiempo de cultivar los sentimientos que enaltecen el espíritu y permiten al ser humano soñar despierto.

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