“Acepto amarte por toda la eternidad” al parecer ya es una frase que caducó de manera oficial, actualmente son menor el número de personas que logran concretar su relación de pareja por medio del matrimonio legal, hoy en día las relaciones son más libres, efímeras y sin gran compromiso o responsabilidad en la mayoría de los casos, así que no es de extrañarse que pocas sean las parejas que desean llegar al altar o al registro civil para jurarse amor eterno.
El índice de divorcios en México ha ido en aumento en los últimos años. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2011 hubo 16 divorcios por cada cien matrimonios, en 2015 fueron 20 y en 2019 se registraron 32 divorcios por cada cien matrimonios.
En 2021, ocurrieron 33 divorcios por cada cien matrimonios, lo que representa un incremento significativo. Además, se registraron casi 200 mil separaciones en el último año, lo que representa el mayor punto de los últimos diez años. Las principales causas de divorcio a nivel nacional fueron el divorcio incausado, con 66.5 por ciento, y el mutuo consentimiento, con 31.7 por ciento, de acuerdo a estudios realizados.
Después de un divorcio, pueden ocurrir varias cosas:
- División de bienes. Se reparten los bienes adquiridos durante el matrimonio, como la casa, los muebles, los vehículos, etc.
- Custodia de los hijos: Se determina quién tendrá la custodia de los hijos menores de edad y cómo se compartirán las responsabilidades parentales.
- Pensión alimenticia: Se establece si uno de los cónyuges debe pagar una pensión alimenticia al otro para ayudar a cubrir sus necesidades básicas.
- Reparto de deudas: Se dividen las deudas adquiridas durante el matrimonio, como préstamos, tarjetas de crédito, etc.
- Cambios en el estado civil: Ambos cónyuges vuelven a ser solteros y pueden contraer matrimonio nuevamente si lo desean.
- Reorganización emocional: Se produce un proceso de duelo y adaptación emocional para ambos cónyuges y sus hijos.
- Reconstrucción de la vida: Se inicia un proceso de reconstrucción de la vida individual y familiar, incluyendo la búsqueda de un nuevo hogar, la readaptación de los hijos, etc.
Anticipándose a toda esta serie de cosas que vienen a consecuencia de un divorcio muchas personas prefieren pensar en algo menos comprometedor y sin la vigilancia y resguardo de la ley para cada concepto, acordar por su rumbo y a su conveniencia este tipo de detalles.
Cada divorcio es distinto y bajo diferentes circunstancias aun así toda ruptura suele dejar secuelas financieras, mentales y emocionales.
Algunas personas tardan más en superar un divorcio, y les lleva a una serie de complicaciones incluso para relacionarse nuevamente con una pareja.
Si bien es cierto que en décadas anteriores el hablar de un divorcio era un tema de escándalo y señalamiento social como algo no apropiado, donde era preferible aguantar abusos y humillaciones antes de pensar en él, ahora es más generalizado y recurrente incluso por motivos de poco peso como la solución más rápida ante las complicaciones del matrimonio.
Divorciarse es una acción legal a la cual los cónyuges tienen todo derecho de exigir, los motivos pueden ser válidos y razonables, o no.
El hecho real es que en México cada vez más va en aumento el número de divorcios, algunos psicólogos creen que esto se debe que las personas que contraen matrimonio no están realmente centradas en todo lo que implica, muchos incluso piensan desde el inicio: “Si no funciona nos divorciamos y ya”.
Sea cual sea el hecho cada vez que una persona atraviesa por un divorcio sufrirá un desgaste en todo aspecto de su vida.
Así que analicemos de forma real y práctica si es insalvable ya la situación del matrimonio antes de llegar al divorcio, mejor aún analicemos de forma congruente si se está preparado para el matrimonio y esto evitará rupturas futuras.
Hasta la próxima entrega, saludos cordiales ¡desde EL AVERNO!