diciembre 4, 2024
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María José Zorrilla

Dónde habrá nuevas ideas

enero 7, 2024 | 235 vistas

María José Zorrilla

 

Acaba de concluir la temporada Guadalupe Reyes, se acabaron los distractores navideños de luces, pinos, regalos, posadas, cenas y fiestas, adiós a los pavos y a las piñatas.  Viene la cuesta de enero y con ella las campañas empezarán a calentar motores para entrarle de lleno a tratar de convencer al prójimo, reforzar lealtades, aglutinar acarreados y ganar adeptos.  Se volverán a despertar las pasiones por un continuismo obradorista o por la opción del modelo opositor.  Ayer comentaba con la familia lo apagado de las campañas. Nuestras preferencias no son precisamente hacia la continuidad Morena, pero vemos con cierta objetividad la falta de “punch” en la campaña de la Alianza Fuerza y Corazón por México.  Tampoco del otro lado el foco está muy encendido. Serán los tiempos, serán las fiestas, será el desánimo, pero las campañas después de un inicio interesante pasaron a convertirse en una carrera sin interés colectivo. Tal vez esperan la llegada de la Candelaria para encender la mecha. Durante las fiestas navideñas en una plática familiar los más jóvenes de la familia, aún menores de edad, alzaron la voz con fuerza y dijeron, esas campañas no prenden porque no nos hacen caso a los jóvenes. Les falta escuchar la voz de los adolescentes, de los que vemos cómo el mundo se cae a pedazos, no nos toman en cuenta y los adultos siguen cavando el hoyo. No hablaban sólo por el país. Son muchos los jóvenes que ahora ven con asombro el maltrato animal en las granjas ganaderas y avícolas sólo para satisfacer nuestras necesidades alimenticias. Se han vuelto veganos, vegetarianos, estrictos en el manejo de la basura y buscan viajar a lugares donde la naturaleza impere en el entorno y sea más estimulante disfrutar actividades al aire libre sobre ninguna otra distracción. Es una generación a la que habrá que atender urgentemente pero como todavía no pueden votar pues poco importa su sentir, pero su voz es fuerte y decidida, se cuestionan cómo es posible que exista el concepto NINI como una categoría a la que hay que proteger con dinero para fomentar más la inactividad y la flojera. Y vaya que en esta administración se está fomentando una forma de vida comodina, anodina y mediocre con recursos destinados a un sector de la población que parece ir en aumento. Jóvenes que prefieren acogerse al cobijo de la dádiva en una edad donde el estudio y el trabajo debiera ser el centro de su preocupación.   Definitivamente se torna necesario un cambio de rumbo, de objetivos y de visión. Hace muchos años un conferencista que venía a Vallarta hablaba de la falta de incentivos en la Ley Federal de Trabajo a la productividad. Desgraciadamente hoy día se ha trascendido a niveles más preocupantes y desde la más alta esfera gubernamental se fomenta el conformismo, el fanatismo y la vacuidad de objetivos superiores. La gente ya no quiere trabajar, se ha perdido la disciplina, el entusiasmo por producir, por comprometerse. La interrogante es hacia dónde iremos a dar. Requerimos que nos vuelvan a entusiasmar, que el ánimo vuelva estar presente en la cotidianeidad. Si no es futbol o el artista del momento, pocas cosas parecen mover al mexicano medio, al que llamamos pueblo bueno y sabio. Están nadando en la nata del conformismo sin darse cuenta que la pobreza los irá comiendo poco a poco. No hablamos de los apoyos para tercera edad y personas con discapacidad que son vitales y necesarios, hablamos de lo demás. De alguna manera hay que romper esa inercia destructiva de fomentar la inactividad y la mediocridad. Con los recursos que tenemos en el país podríamos ser mucho más eficientes, pero nos falta lo esencial: nuevas ideas, nuevos conceptos y nuevas formas de arengar a la gente. Somos parte de la generación que, si no somos capaces de cambiar las cosas radicalmente para mejorar el mundo, al menos si podemos evitar que nuestro México se nos caiga a pedazos.

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