Melitón Guevara Castillo
La UNAM compartió el dato de que falleció el abogado Juan Velázquez, mejor conocido como el “Abogado del Diablo”, en virtud de que fue defensor de hombres poderosos; entre ellos, de Luis Echeverría Álvarez, acusaciones derivadas del 68 y del diez de junio (1971), así como de José López Portillo y de Carlos Salinas de Gortari. Se hizo famoso por defensas de esta naturaleza y, esa condición, le favoreció para ser invitado a programas de televisión. En uno de ellos, dio su interpretación de la ley: que no es ciega, ni se vende al mejor postor.
Por costumbre aseveramos que la justicia es ciega y que se vende al mejor postor; en esa condición, son los pobres los que padecen los vaivenes de la justicia. Por costumbre hacemos notar que el poder judicial es corrupto, igual la fiscalía. En ese contexto, Juan Velázquez en una de las entrevistas, hizo notar que el problema, no era ese: que era el conocimiento y experiencia de los abogados defensores… y que, por lo regular, la gente pobre no tiene para hacerse de los servicios de un buen abogado.
BAJO FIANZA
En mi época estudiantil pagué mis estudios como conserje del juzgado segundo penal, ahí el juez era Alfonso Rojano López. Como sabía escribir a máquina y taquigrafía, me dieron oportunidad de tomar declaraciones, sea a los detenidos (presos) o a los testigos que presentaban las partes. En ese contexto conocí a muchos abogados, buenos y malos, pero hagan de cuenta que una gran mayoría tenían una rutina: los designaban como abogado defensor, al concederse la palabra, lo único que hacían era pedir la libertad bajo fianza.
La cuestión es que había personas detenidas que al no tener para un abogado defensor les asignaban el defensor de oficio. Y este, hacía lo mismo; pero en otros casos, los dejaba pasar por boba: había personas cuyo delito entraba en el esquema de salir, incluso, con firma personal (así era en aquella época) y ni a esos apoyaba. Daban sentimientos encontrar casos como esos… detenidos por no pagar una fianza o, tan simple, por negligencia del defensor de oficio, porque en ocasiones, hasta con una firma podían obtener su libertad.
EL TAPICERO
Nunca se me va a olvidar el caso del tapicero. Resulta que, en una ocasión, de esas veces que entraba al interior del penal, vi que estaban pintando un carro y me acerqué: era el carro del director del penal. Me puse a platicar con los que estaban ahí trabajando, y de pronto uno de ellos me dice: jefe, soy tapicero, usted me dice y el día que quiera le puedo tapizar su carro, y que me empieza a platicar su vida, de su taller, de su familia y, cuando conoces este tipo de historia, es cuando te das cuenta de lo injusta que es la vida o de cómo hay gente aprovechada.
Todo fue por seis sillas. Resulta que un cliente le llevó seis sillas a tapizar. Un día salió a comprar material para seguir trabajando y cuando regresó ya no estaban las sillas: y pensó que el cliente se las había llevado. Nada, lo acusó de robo y por eso, fue a dar al penal. De aquella época, eran como 300 pesos el daño. Salí, revisé su expediente, hablé con el juez y se buscó ayudarlo. En fin, el juez entrevistó a la familia, se logró una forma de reparar el daño y el tapicero abandonó la prisión… experiencia que, imagino, nunca va a olvidar.
YO LO QUIERO
Uno de los delitos muy frecuentes eran los maltratos entre las parejas. En una ocasión una señora fue a declarar, a petición de la Agente del Ministerio Público Adscrita licenciada María del Refugio Martínez Cruz. Al revisar el expediente, el antecedente es que la señora ya había acusado varias veces a mi marido, la golpeaba y tenía que ir al hospital. Y ahí, siempre que hay lesiones, se turna el caso a la autoridad. Así que, la AMP pide ampliar la testimonial en aras de encontrar más elementos de prueba.
En este caso siempre hay los certificados médicos y en ocasiones hasta fotografías. Así que, vistos los hechos, la AMP platica con la acusadora y le hace una pregunta directa: ¿Por qué en casos anteriores ha dado el perdón a su marido, al golpeador? Y la respuesta fue muy sencilla: es que lo quiero mucho, viene y me dice que ya se va a componer. Le explica la AMP: así, con el perdón de usted, no se le puede castigar y ya con esta son tres veces… no se va a componer, va a seguir… repitió la respuesta: lo quiero mucho.
CUADRA MALDITA
Han escuchado el corrido la “Cuadra Maldita” escrita por Martin Chávez (+). Cuando hubo una verdadera balacera, varios muertos, y como diez o más detenidos, me tocó ir a una reconstrucción de hechos. En fin, lo que quiero comentar es que en esa ocasión a casi todos los detenidos se les asignó el abogado defensor. Sin embargo, un día presenta una petición: que lo designen como coadyuvante del Ministerio Publico en representación de varios acusados. Recuerdo que le dije: Usted no puede ser, porque es el defensor de oficio y tiene asignada la defensa de varios… Tu deber, me dijo: es recibir el escrito, así lo hice y di vista al juez.
Y el acuerdo del juez fue: Negar la petición de ser coadyuvante del MP y dar vista a la secretaria general, a la dirección de defensorías de oficio, para que conocieran de la actitud y comportamiento del servidor público. El encono fue tremendo, salió vociferando palabras no gratas para el oído, refiriéndose al juez.
EN LA VIÑA DEL SEÑOR
Lo que está comprobado es que, en esta vida, hay personas buenas y no tan buenas; buenos y malos servidores públicos; y lo mismo sucede con los abogados, unos son buenos y otros son malos ejerciendo su profesión, por ignorancia o desconocimiento de la ley o, sencillamente, porque no tienen ética profesional.