diciembre 4, 2024
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María José Zorrilla

El acantilado

junio 9, 2024 | 250 vistas

María José Zorrilla

 

El pasado fin de semana tuvo lugar en Boston una competencia de clavados desde las alturas que organiza Red Bull a lo largo del año.  En esta ocasión fueron 12 los clavadistas y en cada exhibición alrededor del mundo se congregan multitudes para admirar a estos increíbles atletas. A 27 metros de altura los competidores se lanzaron desde el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston hacia la bahía con el alboroto público de 45 mil aficionados que asistieron a este evento regulado por la Federación Internacional de Natación, pero a diferencia de los olímpicos, que se conocen como salto alto y se realizan en albercas públicas, el salto desde un acantilado o marquesina se realiza en escenarios naturales frente a bahías, ríos, mares embravecidos y gélidas aguas. Las siguientes paradas serán en Polignano a Mare en Italia, en el Norte de Irlanda, en Oslo Noruega, en Montreal Canadá, Antalya Turquía y concluye en Sidney Australia.

Al respecto del espectáculo en Massachussets, que marcó el inicio de la competencia que se extenderá hasta el nueve de noviembre, los directivos del museo dijeron que este evento brindó a los espectadores una oportunidad única para tener una espléndida experiencia visual.

La competencia denominada Red Bull Cliff Diving World Series ha estado en existencia desde hace 14 años. Para los mexicanos no resulta ninguna novedad ante nuestros famosos clavadistas de la Quebrada en Acapulco que lo empezaron hacer desde 1934. No obstante, mucho me sorprendió descubrir que este deporte tiene sus inicios hace cientos de años en Hawaii, donde un reconocido jefe isleño fue el primero en brincar desde el acantilado sagrado de Kaunolo en los 1700. Actualmente, para honrar su memoria, el premio de Red Bull lleva el nombre de su precursor King Kahekili. Por saltar a los competidores les dan 37 mil 500 dólares por competencia, además de los bonos en dinero y puntos obtenidos en cada uno. Cuánta diferencia con los clavadistas de la Quebrada, donde apenas sacan el mínimo, incluyendo las propinas que a bien les quieran dar los visitantes que disfrutan del espectáculo.

Hace algunos días con motivo de las votaciones más aclamadas de la historia reciente de México surgieron muchos memes y cartones. Algunos fuertes como uno que circuló por todo México proveniente de Alemania y en México los partidarios de Claudia Sheinbaum sacaron buenos cartones sobre la derrota. No se quedaron atrás los de Xóchitl poniendo a México justo en un risco a punto de una fatídica caída al vacío. Confieso mi predilección por la Alianza de Fuerza y Corazón por México y sin lugar a dudas reconozco que Morena arrasó, no obstante, ante el inminente triunfo morenista a nivel federal, no puedo creer que el Presidente insista en sus reformas a un mes de dejar el puesto cuando no hay contrapesos a lo que le teme tanto el mercado internacional. Dejaría a México en una posición de total incertidumbre, la bolsa de valores en zozobra, los inversionistas con temor y el peso en una línea de flotación sin control. Cuál será la intención de dejar un país con una economía en plena turbulencia. Podrían analizarse las reformas propuestas con calma, dejar que la nueva presidenta en funciones tome una decisión y revise punto por punto con las nuevas cámaras recientemente electas. Hoy habrá una reunión cumbre entre el poder saliente y el entrante, y ojalá le hagan ver al ocupante de la silla del águila que no conviene mover las cosas. El mundo entero ha felicitado a la nueva presidenta, en el país se ha reconocido su indiscutible victoria, pero mover el avispero económico puede resultar terrorífico para la misma Claudia y para el país entero. No vaya a ser que en lugar de tener una competencia organizada como la de Red Bull, donde las inversiones y el dinero fluyen, nos quedemos con las limosnas como los valientes clavadistas de la Quebrada, que seguramente lo hacen más como ritual que como trabajo, pero lo que sí es un hecho es que su vida está siempre en peligro por sólo algunos pesos. Mientras tanto, el acantilado acecha y los espectadores globales no entienden a dónde caerá el clavadista.

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