Nos han dicho de siempre que el ser humano nace, crece, se desarrolla, y muere. En ese proceso el hombre tiene que aprender, digamos, cómo sobrevivir en la vida cotidiana; tiene que satisfacer sus necesidades, formar una familia y mantenerla. Toda la vida, también nos dicen, es un proceso de aprendizaje. Sin embargo, hoy quiero tomar de referencia el aprendizaje que, por decisión propia, queremos tomar como soporte de nuestra vida.
Las etapas y los escenarios varían, conforme nuestra edad y recursos disponibles. Por ejemplo, inicialmente el escenario es la familia: los padres, hermanos y resto de la familia, que son sus actitudes, sus enseñanzas, determinan e inducen nuestro comportamiento; luego viene la escuela y el mundo laboral. En unos y otros, hay un aprendizaje inicial y determina los resultados de lo que hagamos.
NACIMIENTO IGUALITARIO
Hace muchos años leí un texto: La revolución de la inteligencia. En el su autor hace notar que todos, en principio, nacemos iguales en conocimientos; pero que al ir creciendo nos hacemos desiguales en virtud del lugar donde nacemos, sea geográfico o por familia (clase social); no es igual nacer en Dinamarca, Estados Unidos, México o Cuba. Y en el caso de la familia, la explicación es sencilla: nuestro origen social marca el tipo de recursos disponibles para nuestra formación, nuestro aprendizaje.
Las teorías psicológicas explican que el comportamiento de las personas se determina, sea por la genética o por el contexto en el que se vive; no es igual ser hijo de un carpintero o albañil, que de un profesionista o de un científico o deportista. Y el contexto tiene que ver con escenas de solidaridad o de apoyo y comprensión, de discriminación, de violencia. Si el padre es violento, crece en un ambiente de violencia; si es paternalista, vive protegido, en fin, es múltiple la clasificación como los factores.
APRENDER PARA VIVIR
El ser humano, tarde o temprano, enfrenta una realidad de su vida: que tiene que trabajar para sobrevivir. Un aprendizaje es el de la vida. Recuerdo el caso de Pedro, un albañil, que no estudió, no tuvo oportunidad, y para salir adelante fue al ITEA, a la educación para los adultos y pidió al instructor que le enseñara a leer, a escribir y las reglas básicas de la aritmética: sumar, restar, dividir, multiplicar, sacar áreas y cúbicas… las herramientas básicas para hacer su trabajo.
Los que tienen oportunidad de estudiar, incluso con ventajas y en colegios particulares, eligen una profesión universitaria; unos triunfan, se convierten en exitosos y hasta mejoran en mucho sus condiciones de vida; otros, por alguna razón, no tienen las mismas oportunidades y salen adelante con otras actividades, que van desde las comerciales o desarrollando una actividad lucrativa. La cuestión básica, elemental, es que se tiene que trabajar para disponer de recursos económicos para la familia.
CALIDAD Y EFICIENCIA
Todo trabajo que se hace demanda calidad y eficiencia. Quien es, por decir, su propio patrón y que ofrece un servicio o trabajo, bien que lo sabe: si lo hace bien, lo vuelven a contratar… incluso, me he encontrado con trabajadores multifacéticos, que ganan más que un profesional: hacen trabajos de herrería, plomería, electricidad, albañilería, climas… uno me confesó: mi día tiene que ser, mínimo de ganar mil, 500 a dos mil pesos diarios, para que me costee. Un día, dos albañiles, pusieron un piso y sus honorarios fueron siete mil pesos por dos días.
El trabajo más cuestionable, por la sociedad misma, es el que se realiza en el gobierno. Ahí los altos cargos son concedidos por la relación familiar, la amistad o los compromisos, nada que ver con el conocimiento y la experiencia. Por decir, en Pemex hay un ingeniero agrónomo; en el Gobierno del Estado acaban de despedir a la titular de Cultura, ni su formación ni experiencia valían, pero las recomendaciones o compromisos pesaron, hasta que se dieron cuenta que no cumplía con las expectativas.
VIVIR
Uno de los aprendizajes más difíciles tiene que ver con la edad adulta: vivir y disfrutar la vida. Nos dicen que hay personas que se la pasan trabajando, para disfrutar de una vejez cómoda; pero descuidan su salud, los achaques que vienen con la edad lastiman y hacen que, si se ahorró algo, se gaste. Por otra parte, difícil de entender, pero he conocido casos de personas que se jubilan y no soportan el estrés de estar en casa… sin hacer nada. Por eso, hay quienes no se jubilan, pese a tener más de 50 años laborando.