Por Mauricio Zapata.-
Fue un luchador que, por muchos años, según ha pregonado, buscó la democracia, la libertad y la justicia.
Encabezó un movimiento que terminó sumando millones de almas que querían un cambio verdadero en el país, y él, según sus seguidores, era el único que podía encabezarlo.
Fue víctima de un fraude en el 2006, según él.
Fue víctima de los dados cargados en el 2012, según también él.
Y al final llegó el fruto. La mayoría de los mexicanos lo celebraron y comenzaron a ilusionarse de que pronto, muy, pero muy pronto se acabaría la corrupción y la inseguridad. Que México sería respetado en el mundo y vendría una etapa de progreso y transformación.
Se acabarían los gobernantes ocurrentes, el nepotismo, la torpeza, las cajas chinas, y la investidura presidencial se respetaría.
Él viviría en su casa de Copilco y, al estilo Mujica, usaría un vehículo compacto.
Pero las cosas no han cambiado.
Aunque diga que no, pero sigue la corrupción y la impunidad.
Ya no vive en Los Pinos, pero sí lo hace en un lugar mucho más caro y faraónico como es Palacio Nacional.
Ya no usa el Tsuru, ahora anda en Suburban, de las que no nos oponemos porque es el Presidente del país.
Pero lo más importante: siguen las torpezas, las cajas chinas y la falta de respeto a la investidura presidencial. También sigue la inseguridad y la corrupción.
Y lo peor, se sigue gobernando con ocurrencias.
Bien dice el refrán que no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace su compadre. Y sí, esas ocurrencias no sólo son aplaudidas, sino defendidas a capa y espada, tratándolo de hacer, hasta con argumentos absurdos.
Todos los días marca la agenda, claro es el Presidente, pero si hacemos un balance, lo marca con ocurrencias.
Podemos hacer un recuento de todo el año que lleva, pero nos faltaría espacio.
Entre rifas, farmaciototas, obras faraónicas, aeropuertos poco funcionales y un show matutino diario, entre muchísimas cosas más que a diario nos receta.
Y lo peor, que lo venden como si en verdad fuera un logro y que nadie más lo había podido hacer.
En fin. Lo único que concluyo es que México no puede seguir siendo gobernando con ocurrencias.
¿Para eso luchó tanto, señor López Obrador?
EN CINCO PALABRAS.- Eso es todos los días
PUNTO FINAL.- Creen que sí les creen: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata