Rogelio Rodríguez Mendoza
Igual que lo han hecho en muchas ocasiones durante los últimos cinco años, la semana pasada cientos de agricultores del norte de Tamaulipas bloquearon parcialmente la carretera Victoria-Matamoros.
Atravesaron sobre la cinta asfáltica su maquinaria y sus camionetas, y ellos mismos, para impedir parcialmente el tránsito vehicular, como una forma de llamar la atención de las autoridades.
Reclamaban lo mismo que las anteriores ocasiones: apoyo para resolver los agobios que vienen padeciendo desde que en 2018 les fueron retirados la mayor parte de los subsidios gubernamentales.
Desde hace cinco años les cerraron toda fuente de apoyo y con ello la agricultura comercial quedó a la deriva.
En estos momentos su principal preocupación es el bajo precio para la tonelada de sorgo, del cual Tamaulipas sigue siendo el principal productor del país con alrededor de 2.5 millones de toneladas por año.
El precio en el mercado agropecuario para el grano rojo apenas rebasa los cuatro mil pesos por tonelada. Si vendieran a ese precio no recuperarían ni el costo de producción.
Por eso su desesperación. Por eso el desafió a la ley y a la autoridad con el bloqueo carretero. Demandan que el gobierno vaya en su auxilio con un subsidio que les permita al menos un mínimo margen de rentabilidad.
El problema para los agricultores es que la actual administración federal, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, va de salida. Le quedan apenas cinco meses. Se va el 30 de septiembre, y por lo tanto difícilmente encontrarán eco a sus demandas.
Si no les hicieron caso en cinco años y medio, menos les harán caso ahora. Eso lo saben los productores. Su máxima aspiración es que quienes aspiran a gobernar conozcan desde ahora la realidad del sector agropecuario. Porque la crisis no solo es de la agricultura. Igual o peor está la ganadería.
Debe haber un viraje inmediato en la política agropecuaria de la próxima administración federal. No importa el partido que la vaya a encabezar.
Urge devolverle al campo los programas que lo hicieron fuerte, sobre todo el de Agricultura por Contrato, que garantizaba un precio mínimo para la cosecha de granos y evitaba que los productores quedaran a la deriva y a merced de los vaivenes del mercado internacional, como ha sucedido durante el último lustro.
En resumen: el próximo gobierno debe ir al auxilio del sector, porque si no lo hace habrá inevitablemente una crisis agroalimentaria y social.
De hecho, en Tamaulipas ya hay indicios de ello: tan solo en los dos últimos años suman alrededor de 80 mil hectáreas agrícolas en abandono, porque sus propietarios quedaron impedidos para seguirlas sembrando.
Pero hay algo peor: los niveles de pobreza en el sector crecieron de forma alarmante. Hay miles de familias desplazadas hacia las ciudades porque en el campo sencillamente no tienen alternativas de subsistencia.
Las instancias gubernamentales han tratado de ocultar los hechos, pero las organizaciones campesinas no se callan.
Con esa cruda realidad a la vista, sería una torpeza de quien vaya a gobernar el país insistir en mantener una política agropecuaria que ha sido un total fracaso. Esperemos que no sea así. El campo no aguanta otros seis años de abandono.
EL RESTO
Y SÍ, ES “EL TRUKO”.- Finalmente eran ciertas las versiones hacia dentro del panismo tamaulipeco, que apuntaban a Cesar, “El Truko”, Verástegui Ostos, como el sustituto de Francisco García Cabeza de Vaca, en el privilegiado primer lugar de la lista de candidatos plurinominales a diputados federales por la segunda circunscripción electoral.
Era de esperarse. Difícilmente Cabeza de Vaca iba a dejar que su espacio lo ocupara alguien ajeno a su grupo político.
Sin embargo, la lucha jurídica del exgobernador por recuperar su candidatura, no ha terminado. La designación de Verástegui es porque las fechas de la ley electoral son fatales en la sustitución de candidatos.
Por lo demás, hay que insistir en que el proyecto del cabecismo está enderezado a recuperar la gubernatura en el 2028. Todo movimiento y designación del PAN está encaminado hacia allá. “El Truko” es pieza clave en esa estrategia.
Eso se dice hacia dentro del PAN, que conste.
ASÍ ANDAN LAS COSAS