El campo se ha convertido en una palabra elocuente para fortalecer las líneas discursivas de quien, sin saber del tema, simula un compromiso con quienes verdaderamente vivimos de esto.
Es muy sencillo leer una tarjeta, tomar un micrófono, decir y difundir que se hará algo por la actividad primaria que brinda sustento a muchísimas familias.
Ser dueño de una fracción de tierra que ha sido producto de la Revolución, de la lucha agraria; y además invertir esfuerzo y recursos en la parcela para hacerla producir es una sensación que solo quienes estamos aquí la podemos explicar.
Estar comprometido con alimentar el ganado y cumplir con los lineamientos oficiales para vender un becerro, te da otra sensación de seguridad y satisfacción.
Los campesinos, agricultores, citricultores, cañeros, silvicultores o ganaderos somos personas que tenemos como prioridad la familia y el trabajo. Si hay algo más que nos distingue es ser coherentes entre lo que decimos y hacemos.
Usamos sombrero porque sabemos portarlo, no porque sea moda o el momento lo amerite. Depositamos nuestra fe hacia un solo horizonte, somos leales entre sí mismos, privilegiamos la palabra empeñada y nunca somos rajados.
El contexto es claro, nuestra actividad define nuestros anhelos, ser productivos y mejorar las condiciones de vida propia y de la familia; efectivamente, el cielo no lo podemos controlar, la sequía cada vez es más intensa, aunado al exceso de calor, lo costoso de los insumos y precios que ni siquiera nos permiten llegar un punto de equilibrio, provocando una verdadera crisis que nos afecta severamente.
Pero sí podemos exigir acciones políticas contundentes, las cuales, acompañadas de recursos públicos, pueden ser de mucho beneficio para nuestras actividades.
Podrán decir que hoy las parcelas están rentadas, que somos pocos los que intentamos ser productivos, incluso denostar nuestra personalidad por usar botas, sombrero y cinto norteño.
La mejor manera de expresar el sentir del campo productivo está en la próxima elección federal. Elegir Diputados que verdaderamente estén comprometidos en gestionar recursos para el campo, no que tengamos que ir a manifestarnos o incluso, como actualmente estamos viendo, bloquear carreteras afectando a terceras personas.
No tengamos miedo al emitir nuestro voto, seamos conscientes de la decisión que estamos tomando y exijamos a la próxima Presidenta de la República, esas acciones y esas políticas públicas para el campo productivo.
Es libre la decisión de apoyar a quien mejor nos convenza, no por presión o por amenaza, sino porque conozca nuestro tema y hable nuestro lenguaje.
Compañero productor:
La invitación es a que te sumes a la defensa de las causas justas que nos identifican, así como lo hacemos en la huerta, la parcela o el corral. La fiebre por las campañas políticas en unos días más terminará, luego de la jornada electoral y la publicación de los resultados, la persona que resulte electa en la contienda, asumirá que, a partir de este momento, el campo nos une.
Hasta la próxima.