Como ciudadano siento pena por lo que sucedió en Nuevo León: Samuel García, como cualquier ciudadano con sus derechos políticos vigentes, tiene derecho a votar y ser votado. Y él quería ser votado en el 2024, en la boleta presidencial. La forma como procedió para ser precandidato de Movimiento Ciudadano no fue la correcta. La forma en que se desarrollaron los hechos se asemejan a una función de circo: duro el fin de semana. Se mostró inmadurez política, soberbia y una actitud, hagan de cuenta, como chicharronera… El Bárbaro del Norte.
La política está concebida como un arte, de cómo obtener el poder, conservarlo, acrecentarlo y, claro, de cómo ejercerlo. Pero, además, el ejercicio de la política demanda una vocación de servicio: el político ejerce el poder para servir a la sociedad y la cuestión es que, por los hechos, se pone en evidencia que más de un protagonista, empezando por Samuel, olvidaron que vivimos en un Estado de Derecho y que la tarea es servir a la sociedad.
DERECHO A SER VOTADO
Samuel había dicho, ofrecido, que no sería como El Bronco: que le cumpliría a Nuevo León, pero también es un derecho a ser votado. Pese a ostentarse como Licenciado en Derecho Samuel cometió un error de primaria: Pidió licencia por 60 días, pero, por sus chicharrones, quiso poner al gobernador interino. Y la Constitución le da esa prerrogativa, siempre y cuando la licencia sea por 30 días. Y es por 60, la designación corre por cuenta del Congreso Local. Por eso, por ser abogado, creo que Samuel escenifico un acto premeditado, sabía lo que sucedería, pero de esa forma él se quita un compromiso de encima: ser el esquirol de la 4T, quitarle votos a Xóchitl Gálvez, la precandidata opositora.
En los pocos días que Samuel hizo precampaña cumplió a la perfección el rol que, según muestran los hechos, le asignaron: ser el opositor, el férreo adversario de la oposición, puesto que una y otra vez se dedicó a hacerlo e, incluso, no vaciló en pregonar que ya la había desbancado del segundo lugar. Nadie, estoy seguro, le creyó; pero el hizo su papel, mostro a tirios y troyanos que era un trabajo fácil para él, pero puede decir que: si, que no le dejaron, que el prian, hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se lo impidió. En fin, ya termino la función, ya solo hay un gobernador en Nuevo León.
NEGOCIOS, EXTORSIÓN Y CORRUPCIÓN
El fin de semana fue prolija en datos sobre los protagonistas de los hechos. Por ejemplo, se dijo que AMLO frente a Enrique Alfaro, y de Samuel, les enseñó un expediente sobre las pillerías de Samuel y sus familiares; así fue como Alfaro se olvidó de su lucha por replantear el acuerdo de coordinación fiscal. Y, de ser cierto todo eso, se entiende perfectamente que Samuel baile al ritmo que le pone la federación. Y se valida, entonces, la complicidad del poder, de hacer uso de expedientes para controlar voluntades en lugar de aplicar la ley.
Por su parte Samuel acusa que el PRI y el PAN de Nuevo León le pidieron las perlas de la virgen: la Auditoria Superior del Estado, la Fiscalía y muchos millones de pesos. La cuestión es que, dichas dependencias, ya están en manos de la oposición de Samuel; y le reviran que los millones de pesos, son los que por ley corresponden a municipios que gobiernan y que están siendo castigados, puesto que no les entregan las participaciones. Samuel, hagan de cuenta, actúa tal y como otros lo hacen, para apretar el cuello a sus opositores y no crezcan: pero, castigándolos, castiga a la población.
SOBERBIA Y PRUDENCIA
El circo, el escandalo regiomontano, tuvo una virtud: descobijo ambiciones y la soberbia de unos, así como la prudencia de otros. Samuel se vio mal, no lo bajan de loco, de soberbio, de inmaduro, de fanfarrón y hasta de chicharronero: mostro, que no sabe de leyes, que igual sus asesores, a menos claro que efectivamente, haya sido una puesta en escena para complacer a un peticionario. Al final, sale perdiendo Samuel, porque descobijo sus ambiciones; pierde la política porque, así, así, no se puede gobernar. Se mostró soberbio y que, como a AMLO, no tiene el menor interés en que se cumpla la ley.
Mostró, el escándalo, que hay políticos que tienen bien puestos sus pies sobre la tierra. Fue el caso de Luis Donaldo Colosio, que una y otra vez repitió que le recomendó a su compadre prudencia, que no son sus tiempos, en fin, los hechos casi se salen de control, lo que llevo a Luis Donaldo a sentenciar que, si las cosas continuaban, se creaban las condiciones para que el Senado hiciera una declaración de desaparición de poderes. En fin, esperamos que con estos hechos Samuel y Mariana entiendan que la política es una tarea seria y, siempre, en favor del pueblo.
EL GRAN PERDEDOR
Una vez que vuelven las aguas a su nivel, que hay ya paz y tranquilidad, el estudio y análisis de los hechos muestran a dos grandes perdedores: El principal, AMLO, que se le escapa una oportunidad para dividir a la oposición y hacer que la elección sea a tercios, que favorece a su corcholata; otro gran perdedor es Dante Delgado: su proyecto de crecer a costas de la oposición y de la mano de Morena, se diluye: Se quedó, inicialmente sin Marcelo Ebrard, ahora no tiene a Samuel y corre el riesgo de que Movimiento Ciudadano no logre el crecimiento proyectado para, en el 2030, quedarse con la Presidencia.