Ma. Teresa Medina Marroquín
LO QUE RECLAMAN LOS OPOSITORES VIENE DESDE VICENTE FOX
La democracia mexicana se ha vuelto un sistema político sospechosamente violento.
Para precisar: Se trata de una violencia armada que irrumpe en las decisiones del pueblo, por lo que la tentación de iniciar una larga discusión al respecto tendrá que esperar para otro día.
Y es que para efectos prácticos tenemos que ir al grano, considerando que la democracia es una forma de gobierno manipulada por grupos muy poderosos, que nos lleva a recordar, lo que no es en modo alguno ninguna resignación, que una gran parte del siglo 20 esta nación fue convulsionada por los magnicidios políticos.
Si lo que ocurre en varios estados del país, como la amenaza contra el diputado federal morenista Gerardo Fernández Noroña, de que el proceso electoral ya sufre diversas agitaciones violentas, debemos apuntar que esa ha sido la característica, por no decir el costo, de la democracia.
Un costo que lleva a la ciudadanía, quitada ya la venda que le impedía ver, a descubrir que la democracia es como la guerra: un fabuloso negocio, antes de una romántica forma de gobierno. Por eso la violencia política y electoral no acaba nunca. ¡Pues no!
Quién puede olvidar los crímenes de Luis Donaldo Colosio Murrieta, José Francisco Ruiz Massieu y Rodolfo Torre Cantú, que conmocionaron a México en 1994 y 2010.
Y ni que decir de los magnicidios, a principios del siglo pasado, de Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, siendo presidentes.
A los que habría que añadir al vicepresidente José María Pino Suárez y a los generales revolucionarios Pancho Villa y Emiliano Zapata, y un sinnúmero de próceres.
OLIGARCAS CONTROLADOS POR EL EX PRESIDENTE SALINAS
¿Cuál es el punto? Que a la democracia se le ha regateado la paz, salvo cuando el PRI, estando en la cúspide de su poder y de su “dictadura perfecta” (según Mario Vargas Llosa), logró controlar a todos los violentos.
Reanudando ese terror un grupo extremadamente poderoso de oligarcas manejados por Carlos Salinas de Gortari, un sujeto habituado (hasta ahora) a salirse con la suya.
Y al que, no debemos pasar por alto, lo rondan los 30 años de cárcel de Mario Aburto, del que se cree de alguna forma es inocente o no fue el único que disparó, en calidad de asesino solitario, al entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio.
La pregunta es si en este enredo siniestro, sufrido por la democracia, continuará esa ruta desgarradora, a pesar de que tal interrogante pudiera ser calificada de estúpida, ante la falta total de tregua de un mal incontrolado que opera en medio de una complejidad oscura, atestada de dinero.
Y cuya contabilidad mortífera inició, acusan, con el panista Felipe Calderón Hinojosa, pero que se veía venir a partir de Vicente Fox, en el 2000, cuando este desmanteló a algunas corporaciones policiacas que traían a raya a la delincuencia organizada.
Así pues, la avalancha que cayó sobre el país, fue inevitable en los sexenios de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
Un poderío armado que creció en forma exponencial, y que ahora reclama, de mil maneras violentas, un territorio que supone ya gobierna, y que algunos desde los poderes formales se los concedieron.
¿Nos tendremos que ir acostumbrando a que ese espacio será dominado por los violentos, o acaso será un proceso que con el número de años en que se instaló, igual será para que se vaya?
DOS CANDIDATOS A LA RECTORÍA DE LA UAT
Sólo serán dos candidatos a la titularidad de la Rectoría, avalados por la Asamblea de la UAT, los que competirán en el proceso de votación que se verificará este miércoles 7 de febrero. Ellos son la Maestra Juana Maribel Soberón García y el MVZ Dámaso Anaya Alvarado. De ellos surgirá el nuevo Rector de la Máxima Casa de Estudios de Tamaulipas.
¡Excelente martes!
[email protected], @columnaorbe
