Rogelio Rodríguez Mendoza
¿VA EN SERIO?.- La noche se le vino encima al magistrado presidente del Tribunal Electoral de Tamaulipas, (Trieltam), Edgar Danés Rojas.
Primero fue el atentado contra su vida, sufrido el pasado 21 de agosto en su domicilio del fraccionamiento Valle Oriente, durante el cual recibió dos balazos que, afortunadamente, no le causaron daños mortales.
Y ahora, a petición de la Fiscalía General de Justicia del Estado, la comisión instructora activó un procedimiento, presuntamente, para desaforarlo, y que se someta entonces a un proceso penal en el que aparece acusado de delitos sexuales.
Lo de “presuntamente” se explica por el hecho de que, hay quienes piensan que, en el fondo el proceso de desafuero podría ser una estrategia para ayudarle al magistrado electoral.
¿Cómo? dándole largas al trabajo de la comisión instructora, lo cual permitiría que mientras tanto fiscales y jueces tengan que permanecer impedidos para seguir adelante con el proceso penal.
En lo personal me parece una tesis muy complicada, difícil de creer, pero en tiempos de convulsión política, como los que vivimos, nada es imposible.
Seguramente con el paso de los días o las semanas, nos iremos dando cuenta si la cosa va en serio o, como dicen, el propósito es otro.
Lo que sí es un hecho es que, la 65 Legislatura no será la que decida sobre el desafuero o no de Danés, simple y sencillamente porque los tiempos no le alcanzan.
Imposible que, en 12 días, los diputados que integran la Comisión Permanente concluyan con el procedimiento, sobre todo porque existen plazos constitucionales que deben respetarse.
La tarea entonces será de la 66 Legislatura que inicia su ejercicio el uno de octubre.
Ahora que, si el desafuero va en serio, entonces podríamos decir que se le vienen tiempos tormentosos al magistrado Danés, por la severidad de las penas con que se castigan los delitos sexuales.
“COSCORRONCITO”.- A propósito, el presidente de la Diputación Permanente y próximo presidente de la Junta de Gobierno, Humberto Prieto Herrera, le dio un “coscorroncito” a los magistrados del Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam), por esa necedad de negarse a reactivar las sesiones presenciales.
Eso de “coscorroncito” es por lo cuidadoso con que el diputado morenista fue con sus declaraciones, a la hora en que los periodistas que cubren la fuente del Poder Legislativo le preguntaron su opinión sobre la situación que prevalece en el Trieltam.
“Como sugerencia les digo que ya se hagan las sesiones presenciales, porque ya pasó el covid desde hace mucho y no hay pretexto”, dijo.
Los magistrados electorales suman más de cuatro años sesionando en forma virtual desde que se declaró la emergencia por la pandemia del “Covid”, pero a pesar de que la crisis sanitaria quedó en el pasado desde hace mucho tiempo, se siguen negando a reactivar las sesiones presenciales.
Lo peor de todo es que, cada que se les pregunta al respecto guardan silencio, seguramente porque no hay justificación alguna.
El problema que no hay disposición alguna en la ley que los obligue a sesionar de forma presencial, por lo que así le podrán seguir, sesionando por internet, por todo el tiempo que quieran.
Aquí es donde los diputados deberían ser más enérgicos porque a querer o no, los perjudicados son los ciudadanos.
¿LO PERDONARON?.- Ya se cumplieron seis días y en el PAN de Tamaulipas siguen sin mostrar alguna intención de expulsar a sus diputados, Rodrigo Pérez Luévano y Leticia Sánchez Guillermo, por el voto a favor de la reforma judicial cuando la línea del partido era de rechazo total.
Esa tardanza en la reacción del Comité Directivo Estatal que preside, Luis René, “El Cachorro”, Cantú Galván, despierta muchas sospechas sobre la posibilidad de que Pérez Luévano haya entregado el voto porque así se lo ordenaron y no por decisión propia.
Por lo menos hasta hoy miércoles, el PAN tamaulipeco no había emitido ningún comunicado al respecto de un procedimiento de expulsión.
¿Habrá convencido Pérez Luévano al exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, de que le perdonara el desliz? Es pregunta.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.