Rogelio Rodríguez Mendoza
Este martes reciente arribaron a Ciudad Victoria, decenas de militares y agentes de la Guardia Nacional. El informe oficial contabiliza en 300 los elementos de las fuerzas federales. Quienes vimos la llegada del contingente castrense sostenemos que eran muchos más.
Los reportes salidos de la Secretaría de la Defensa Nacional, (Sedena), son de que vienen, los soldados y guardias nacionales, a combatir la creciente incidencia delictiva que aqueja a Ciudad Victoria. Sobre todo, aquellos delitos vinculados al crimen organizado.
Desafortunadamente no hay muchas posibilidades de éxito. No las puede haber, cuando los militares, y las fuerzas federales en general, siguen la misma estrategia que los ha llevado al fracaso durante muchos años, que consiste en dedicarse a patrullar las calles de la ciudad. Se limitan, pues, a hacer presencia, pensando que con ello van a asustar a los grupos criminales.
Desde que el presidente, Felipe Calderón Hinojosa, detonó la llamada “guerra” contra el narco, y sacó los militares a las calles para combatir a los cárteles y a la delincuencia organizada en general, los maleantes en general le perdieron el miedo a la milicia. Antes evadían a los soldados para no enfrentarlos, pero ahora los buscan para confrontarlos.
En esas condiciones, no puede el gobierno esperar resultados distintos haciendo lo mismo. Por eso nuestra insistencia de que, nada cambiara con la llegada de los militares a Victoria, como nada ha cambiado cuando la tropa ha estado en Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo.
Por eso ha fracasado el gobierno federal que encabeza, Andrés Manuel López Obrador, pero también por eso fracasaron las dos administraciones precedentes, la de Enrique Peña Nieto y la de Calderón. E igual seguirán fracasando los futuros gobiernos si no cambian la estrategia.
Vale precisar, sin embargo, que, efectivamente, los únicos con la capacidad para enfrentar y someter al crimen organizado son el Ejército y la Marina. Nada más que hay un “pero”: La militarización de las calles debe ir acompañada de trabajo de inteligencia para asestar golpes certeros a los grupos criminales. Golpes que se traduzcan en arrestos masivos, pero también en decomisos de droga, de inmuebles, y sobre todo de dinero.
Y todo eso, insisto, solamente el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, lo pueden hacer. Las policías locales están impedidas para ello.
¿Por qué no pueden las policías estatales o municipales enfrentar al crimen organizado? Sencillo: porque son totalmente vulnerables frente a los carteles. Los delincuentes saben dónde vive un comandante o agente de la Guardia Estatal. Igual sabe cuántos hijos tiene y dónde estudian cada uno de ellos. Por eso les aplican fácil aquella máxima de, “plata o plomo”.
Los policías que se niegan a “colaborar” con los grupos criminales, o por lo menos a no meterse con ellos, terminan ejecutados, en muchos casos con sus familias incluidas.
De ahí nuestra insistencia de que la llegada de 300 militares y agentes de Guardia Nacional a Victoria, en nada cambiará la situación imperante de inseguridad, traducida sobre todo en narcoejecuciones. Las últimas fueron las de cuatro jóvenes que estaban en una fiesta.
Esperemos que la nueva administración federal que viene entienda la urgencia de devolverle el miedo a los delincuentes. Que entienda, sobre todo, que la única forma de frenar el baño de sangre que envuelve al país, es enfrentando y apresando a los grupos criminales. Y eso solo se logra con trabajo de inteligencia. Con tiros certeros. No con escopetazos al aire, que es lo que han venido haciendo los gobiernos al limitarse a sacar a los soldados a recorrer las avenidas de las ciudades.
¿O no cree usted?
EL RESTO
A la media noche de este miércoles venció el plazo para registrar candidatos a alcaldes y diputaciones locales ante el Ietam.
La incógnita principal es, ¿a quién va a registrar Morena como candidatos a diputados por la vía plurinominal?
Habrá que ver.
ASI ANDAN LAS COSAS.