El ejido es el sistema de propiedad social en México y junto a la escuela rural son los principales logros alcanzados por la revolución mexicana.
La lucha contra la desigualdad social que se vivía en nuestro país, sobre todo a finales del siglo 19, donde poco a poco se debilitaron los bienes comunales, particularmente en los pueblos indígenas y rancherías familiares; favoreciendo la concentración de tierras en pocas manos, como las grandes haciendas.
La posesión de las tierras en unas cuantas personas tuvo distintos matices en México, la confrontación política por derrocar una dictadura y los estallidos sociales de campesinos en busca tierras para sembrar, agua para los riegos y sobretodo la explotación de personas en el campo, dieron como resultado la promulgación de la Ley Agraria de 1915 por Venustiano Carranza en Veracruz, la cual fue confirmada por la Constitución Política de 1917, dándole vida a lo que hoy conocemos como: Ejido.
La reforma agraria no se consolidó como tal, hasta la Presidencia del Gral. Lázaro Cárdenas entre 1934 y 1940.
El caso de Tamaulipas, es muy particular, el estado con una vocación agrarista, tuvo sus aportaciones en la materia y en plena revolución, en 1913, con la Ley Ejecutiva de Reparto de Tierras, promulgada por el General Alberto Carrera Torres; y el primer reparto agrario por el General Lucio Blanco Fuentes en la Hacienda Los Borregos, daba los primeros destellos en la organización social que, aunque no surtieron el efecto esperado, sentaban un precedente para el momento de lucha que sufría el país.
Es el periodo de gobierno del Lic. Emilio Portes Gil, donde se recuerda con profundo orgullo agrarista que, en la Hacienda Santa Engracia, dotó de 426 hectáreas a un grupo de campesinos, el 6 de febrero de 1925, apenas al día siguiente de su posesión como Gobernador del estado.
Previo a dicho acontecimiento, el Gobernador interino Candelario Garza Cantú, otorgó en 1924, la dotación de los primeros Ejidos de Tamaulipas, como: San Patricio, Cruz y Cruz, La Garrapata y Misión unidas y Cuauhtémoc.
Cabe hacer mención de que, para el mes de julio de 1926, el estado contaba con 60 ejidos en varios de los municipios y el entonces Gobernador Portes Gil, se preparaba para constituir a la organización de mayor fuerza en la historia el campo: la Liga de Comunidades Agrarias.
Dicho reparto agrario se dio a través de los ejidos, los cuales fueron dotados de tierra, sin posibilidad de ser vendidas o heredadas, personalidad jurídica y representación propia frente a las autoridades de todos los niveles.
Y es hasta la reforma del artículo 27 constitucional en 1992, cuando se dio por concluido éste reparto agrario y se le dio paso al capitalismo en el campo. El resultado fue: brindar certidumbre jurídica, propiedad definitiva, venta de parcelas, abandono de labores y migración de campesinos a las ciudades y el extranjero.
El Ejido desde su aparición, cuenta con órganos de representación, los cuales son: la Asamblea Ejidal, integrada por la totalidad de los Ejidatarios, quienes cuentan con tal reconocimiento por las autoridades correspondientes; El Comisariado Ejidal, figura que conduce por un periodo de tres años la directiva ejidal, éste consta de un Presidente, un Secretario y un Tesorero; así también de un Consejo de Vigilancia, el cual es integrado por un Presidente y dos vocales.
Hoy, Tamaulipas cuenta con mil, 396 ejidos, a lo largo y ancho de su territorio; como tal, ya no existe más tierra por repartir, hoy la lucha que el sector campesino enfrenta es con la globalización de mercados, con los altos costos en los insumos y los bajos precios de comercialización, la lucha permanece en la discusión por un presupuesto de egresos justo para las actividades productivas del agro y por la igualdad de oportunidades para todos.
La memoria colectiva nos motiva a conmemorar orgullosamente a la revolución mexicana, la parte académica lo realiza con el tradicional desfile, con alumnos vestidos de revolucionarios, con grupos deportivos presentando tablas rítmicas y pirámides humanas o con gallardos charros montando sus cabalgaduras.
Los campesinos y productores la conmemoramos, sembrando nuestra parcela y fortaleciendo siempre la unidad de nuestro querido ejido.
Hasta la próxima.