noviembre 25, 2024
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Rogelio Rodríguez Mendoza

El Enjambre

noviembre 24, 2024 | 12 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

 

El espectacular operativo antinarco desplegado, la semana pasada, por el Gobierno federal en el Estado de México, que derivó en la captura de una alcaldesa y varios jefes policiales acusados de dar protección al crimen organizado, encienden una luz de esperanza de que la estrategia de seguridad de, “abrazos, no balazos”, haya llegado a su fin.

Y es que, aun y cuando el discurso del gobierno que encabeza, Claudia Sheinbaum, anuncia modificaciones en el planteamiento de combate a la delincuencia organizada, no deja de haber escepticismo al respecto, por la posibilidad de que se siga la misma ruta de la anterior administración.

Esperemos entonces que, el “Operativo Enjambre” implementado en el estado de México sea señal de arranque de una estrategia que, al mismo tiempo de atacar las causas de fondo de la violencia delincuencial, mediante políticas públicas contra la pobreza, el desempleo y la atención a los grupos más vulnerables, también confronte y combata a los cárteles criminales que mantienen a medio país sumido en un baño de sangre.

Y es que, además del macro operativo implementado en el Estado de México, ha habido otras señales de que las cosas en el combate a la inseguridad con Sheinbaum serán distintas, sobre todo con acciones que privilegien el uso de la inteligencia policial y la coordinación estrecha con los gobiernos estatales.

Algunas de esas señales han sido, la captura de varios líderes criminales en distintas entidades del país; el decomiso de cuantiosos cargamentos de droga; y diversos enfrentamientos del ejército y la marina con los cárteles delincuenciales, dejando atrás esa pasividad que las fuerzas castrenses habían adoptado (porque así se los ordenaban) durante el sexenio obradorista.

El uso de la inteligencia policial es un arma valiosa en las tareas policiales porque se traduce en tiros de precisión, que alcanzan mayor valor cuando se combina con una coordinación intergubernamental, para identificar y capturar a los generadores de la violencia criminal y sobre todo para desbaratar las redes de complicidades que se tejen desde los gobiernos mismos.

No está demás decir que, en el viraje de la estrategia de seguridad se está notando la mano de Omar García Harfuch, el nuevo secretario de seguridad pública del Gobierno federal, lo que sin duda son buenas noticias para los mexicanos, sobre todo porque, insisto, parece que por fin se percibe voluntad de la autoridad para frenar a la cada vez más creciente inseguridad pública.

Por lo pronto, ojalá que veamos pronto réplicas del “Enjambre” en muchas entidades del país, incluida Tamaulipas, donde ha sido una constante la presencia de los grupos criminales, pero sobre todo donde son más que obvias las complicidades, voluntaria o involuntariamente, (por aquello del plomo o plata que aplican los narco/carteles) con alcaldes y jefes policiales.

 

EL RESTO

CONVENENCIEROS.- Muchos diputados siguen mostrando una visión convenenciera de los impartidores de justicia, trátese de jueces, magistrados o ministros.

Cuando las sentencias son favorables a sus intereses, se desviven en halagos y hurras para ellos, pero cuando las resoluciones no les favorecen, entonces los acusan de todo, desde corruptos, vendidos y traidores a la patria.

Si la sentencia les gusta, entonces se trata de justicia ejemplar, pero en caso contrario, es justicia corrupta.

Lo peor de todo es que hay legisladores que, sin tener el mínimo conocimiento del Derecho, se atreven a descalificar a los juzgadores como si los expertos fueran ellos.

Alguien tendría que explicarles a todos esos diputados que el sistema de justicia no funciona a base de caprichos. Los jueces emiten sus sentencias en base a las pruebas que les aportan las partes. Y nada más.

En todo caso deberían reclamarles las derrotas procesales a los titulares de las áreas jurídicas, y no echarle la culpa a los juzgadores.

De ahí nuestra terquedad de que, para ser diputado se exija como requisito una carrera de Derecho. Si fuera así dejaríamos de escuchar tantas barbaridades y absurdos en boca de algunos parlamentarios.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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