mayo 1, 2025
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Josefina Guzmán Acuña

El futuro desafiante de las niñas y los niños

abril 30, 2025 | 10 vistas

Josefina Guzmán A.

En México desde 1924, el 30 de abril se conmemora el Día del Niño y la Niña.  Fue el presidente de la República el General Álvaro Obregón y el ministro de Educación Pública el Licenciado José Vasconcelos que instituyeron este día para reconocer los derechos de la infancia y exhortar a las instituciones a realizar acciones en pro de su bienestar. Según datos del INEGI, en el país hay 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, 49 por ciento son mujeres y 51 por ciento son hombres; de la población total del país representan un 30 por ciento.

Este día de festejos y celebración es igual a un día para reflexionar los retos que las infancias de hoy enfrentarán en su futuro como personas adultas. Más allá de los juegos, los regalos y las sonrisas, es fundamental pensar en el mundo que les estamos construyendo. El recién estudio de Unicef denominado Estado mundial de la infancia 2024 señala algunos de los principales desafíos que niños y niñas enfrentarán de aquí al 2050. Este informe examina tres mega tendencias o grandes fenómenos mundiales que a largo plazo tendrán efectos sobre niños y niñas, estos son: cambios demográficos, crisis climáticas y medioambientales y tecnologías de vanguardia.

En lo referente a cambios demográficos, la Unicef señala en prospectiva que para 2050 la población infantil mundial se habrá estabilizado a unos 2,300 millones, niveles similares a los actuales. Sin embargo, si se analiza con detenimiento habrá una desproporción importante por regiones. África, por ejemplo, seguirá teniendo una proporción elevada de población infantil, dificultando satisfacer sus necesidades básicas. Por otro lado, en todas las regiones la proporción de población infantil se reducirá, pero habrá muchas más personas de edad avanzada que requerirán cuidados a la par que la infancia.

La segunda mega tendencia que refiere el informe es la crisis climática y medioambiental. Unicef señala “Nos enfrentamos a una crisis planetaria sin precedentes.” Contaminación, condiciones meteorológicas externas, aumento de las temperaturas, inundaciones, sequías, regreso de enfermedades ya erradicadas y el surgimiento de nuevas, todo lo cual, afectan a las poblaciones más vulnerables como lo son las niñas y niños. Afectan igual infraestructura como escuelas, sus hogares, acceso a agua potable, aumento de enfermedades relacionadas con desastres climáticos; todo lo anterior, provoca sentimientos de ansiedad en la infancia.

El tercer fenómeno mundial son las tecnologías de vanguardia. El acceso a internet y a dispositivos móviles y computadoras genera una brecha importante entre quienes tienen los recursos económicos para acceder a ello, y quienes no. Por ejemplo, en países de ingresos altos el 95 por ciento de las personas tienen conexión a internet, sin embargo, en países de ingresos bajos apenas un 26 por ciento. Niños y niñas que son excluidas digitalmente se les impide desarrollar competencias clave para el futuro, como el pensamiento crítico, la alfabetización digital, la creatividad tecnológica y la resolución de problemas. La exclusión digital perpetúa ciclos de marginación. Niñas y niños en comunidades rurales, indígenas o en situación de pobreza tienen menos oportunidades de superar estas condiciones si no acceden a los mismos recursos. De igual manera, se acentúa la brecha educativa que a su vez lleva a menos posibilidades laborales y de acceso a una mejor calidad de vida.

Ante estos desafíos, ¿qué se está haciendo para garantizar la seguridad, disminuir las brechas de desigualdad y garantizar la vida de niñas y niños desde los 0 a los 17 años?  Al respecto Helen Clark (2020) señala que, las inversiones tempranas en salud, educación, desarrollo infantil tienen beneficios que se acumulan a lo largo de la vida. Sin embargo, afirma Clark, muchas personas políticas no priorizan la inversión en la infancia, ni consideran la base para mejoras sociales más amplias. Y yo me pregunto ¿Será que como las infancias no votan y por eso reciben menos apoyos que las personas adultas?

Para Clark, se requieren inversiones más allá de salud y educación, una gobernanza multisectorial que permita coordinar esfuerzos coordinado, alianzas estratégicas, políticas transversales, asignación de presupuestos a favor de la infancia.  El mundo actual enfrenta retos complejos, y los que vienen serán aún más diversos y desafiantes. Ante este panorama, cabe preguntarnos: ¿qué estamos haciendo de manera diferente a cómo fuimos educados, para que las niñas y los niños de hoy desarrollen la resiliencia y las herramientas necesarias para enfrentar ese futuro con creatividad, conciencia y fortaleza?

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