marzo 6, 2025
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Mauricio Zapata

El golpe arancelario y su eco social

marzo 5, 2025 | 199 vistas

La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos mexicanos es mucho más que un tema económico: es un sismo con réplicas en la vida cotidiana.

No es solo un golpe a la industria y al comercio exterior, sino un mazazo que se sentirá en los bolsillos, en el empleo y en la estabilidad de miles de familias.

Cada vez que Washington decide usar los aranceles como arma política o económica, los efectos se propagan en cadena.

Primero, los exportadores mexicanos ven encarecidos sus productos, lo que los hace menos competitivos.

Luego, las empresas afectadas reducen costos, y eso casi siempre significa recortes de personal o congelamiento de salarios.

Y al final la factura la paga el ciudadano común: el trabajador que se queda sin empleo, el pequeño productor que pierde clientes, el consumidor que ve subir los precios.

No hay que olvidar que México y Estados Unidos están entrelazados en una relación comercial que trasciende los discursos políticos.

Muchas de las mercancías que cruzan la frontera no son productos terminados, sino partes de un engranaje industrial compartido.

Afectar esa dinámica no solo lastima a México, sino también a empresas y trabajadores estadounidenses.

Sin embargo, como siempre, el mayor impacto lo sufre la base de la pirámide social. Los sectores vulnerables verán cómo la inflación se dispara, cómo las oportunidades laborales se reducen y cómo la incertidumbre se convierte en su pan de cada día.

La migración, lejos de frenarse, podría intensificarse, pues la crisis económica empuja a buscar opciones al otro lado del río Bravo.

La política de aranceles no solo es miope, sino contraproducente. En lugar de fortalecer la cooperación, genera inestabilidad y resentimiento.

Si algo nos ha enseñado la historia es que los muros económicos, como los físicos, nunca han sido la solución. Mientras los gobiernos juegan al ajedrez comercial, la gente paga las consecuencias en su vida diaria.

Y al final del día, cuando el discurso se apaga y las cifras quedan en los informes, lo único que queda es la realidad de una sociedad que, una vez más, tendrá que ajustarse el cinturón.

EN CINCO PALABRAS.- Gobiernan con el pinche estómago.

PUNTO FINAL.- “Se pelean hasta con ellos mismos”: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

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