Al pueblo ha llegado Pancho Vega, un tarambana, esto inquieta a La Manuela, con quien está malquistado. Pese a la zozobra, la ocupa el ajuar para el inminente encuentro. Pobre, como es, habrá de conformarse con remendar lo que ya tiene; en esas está, cuando cavila: “Y si viviera en una ciudad grande, de esas donde dicen que hay carnaval y todas las locas salen a la calle a bailar vestidas con sus lujos y lo pasan regio y nadie dice nada, ella saldría vestida de manola”. No necesito aclarar que La Manuela no es una enferma mental sino otro tipo de loca.
El párrafo anterior resume el inicio de El lugar sin límites y viene a cuento porque este año se conmemora el centenario del nacimiento de su autor, el novelista chileno José Donoso, uno de los escritores del boom latinoamericano. Y esa fue su novela más popular entre nosotros. Entre otras razones que lo explican se encuentra que corresponde al periodo mexicano del autor. Si consultamos los papeles del novelista; el manuscrito de la obra, archivado en la Universidad de Iowa, consiga las fechas de inicio y consumación, así como el lugar donde se escribió: diciembre de 1964 a febrero de 1965. Cerrada de Galeana 16, San Ángel Inn. México D.F. En ese sitio se encontraba el pabellón (así referido por Donoso en su Historia personal del boom) que su amigo Carlos Fuentes le facilitó en su estancia mexicana. No en balde la novela está dedicada a Fuentes y a su entonces pareja Rita Macedo. Un dato más: la primera edición corrió a cargo no de una editorial chilena sino mexicana: Joaquín Mortiz.
A todo lo anterior podemos sumar la adaptación de la obra al cine. En un primer momento hubo la posibilidad de que El lugar sin límites fuese llevada a la pantalla grande por Luis Buñuel, pero será finalmente el mexicano Arturo Ripstein quien lo haga. La novela se publica en 1966 y la película se estrena en 1978. En la versión fílmica su tuvo el tino de elegir en el papel de La Manuela al actor Roberto Cobo, quien hasta antes de esa película era conocido, casualmente, por su interpretación de El Jaibo en Los Olvidados, cinta de 1950 escrita y dirigida por Buñuel. El lugar sin límites, de Ripstein, es una de las primeras películas mexicanas en donde se aborda de manera dramática temas como la homosexualidad y los crímenes de odio. En la adaptación del libro a la película (además de Ripstein, sabemos que participaron Manuel Puig y José Emilio Pacheco) se tomaron algunas libertades; unas afortunadas, otras no tanto. Entre las primeras destaca la secuencia donde La Manuela (Roberto Cobo) baila para Pancho (Gonzalo Vega) y remata su performance con un beso de antología.
Volviendo a la novela, habrá lectores a los que la abundancia de localismos le haga ruido y quieran abandonar la lectura. Los invito a que no levanten con eso un escollo, y hagan suya mi divisa: Ad adtra per aspera.