Melitón Guevara Castillo
Ayer el gobernador Américo Villarreal Anaya se reunió con los periodistas para celebrar, días después, el Día del Periodista. Se ha escrito mucho sobre lo que significa el periodismo, pero también de lo que no es; entendemos que el periodismo es parte de un proceso de comunicación, en donde la información la genera una fuente y el periodista la procesa para entregarla al receptor, al ciudadano que siempre la busca para normar su opinión, su criterio e, incluso, para tomar decisiones.
Una de las cosas que el ciudadano, mas aquel que está acostumbrado a disponer de información, ha entendido es que los mensajes tienen muchos vericuetos; desde su origen, su construcción, así como de los intereses de quienes son los mensajeros. No es difícil, por ejemplo, entender los textos de Epigmenio Ibarra o los de Carlos Loret de Mola. Los mensajes políticos de Lily Téllez como los de Gerardo Fernández Noroña o de Ricardo Monreal.
LAS NOTICIAS
Las noticias son, o pueden ser, hechos: verdaderos o falsos. Nadie discute que hoy en día, al menos en redes sociales y en buena parte de medios de comunicación, hay noticias que son falsas. Obvio, quien las genera es porque tiene propósitos de desinformar: los propósitos, por lo regular, son para engañar y para manipular, que son en esencia, los objetivos que tienen todos los políticos. Por eso, es pertinente establecer que las noticias se construyen en distintas vías y eso, a veces, el receptor no lo sabe.
Por ejemplo: la noticia puede ser construida por el reportero, que investiga hechos, que hace crónicas o reportajes, que pregunta a los protagonistas; es decir, el reportero, valora la información. En el otro caso, sucede que el actor llama al reportero (el político, jefe de prensa, entre otros) y proporcionan la información, los datos. Es obvio que, en este caso, el actor tiene interés en que su información se convierta en una noticia en un medio periodístico. ¿Cuáles son, o pueden ser, sus intenciones? Por lo regular, es publicidad; pero también filtraciones para dañar la imagen o prestigio de alguien en particular.
LA OPINIÓN PÚBLICA NO EXISTE
El filósofo francés Pierre Bourdieu desde el sigo pasado estableció que la opinión publica no existe. Y en su favor, hace notar que las noticia que se publicaban, en aquel entonces, en la radio, la tv y los periódicos (hoy conocidos como medios tradicionales), no tenían nada que ver con lo que sucedía en la realidad: su afirmación la basaba en un hecho real, que las noticias eran creadas por los reporteros y periodistas, que estos tenían intereses e ideas políticas; y que, por otra parte, era inevitable la acción de los publirrelaciontas, propagandistas y agencias de publicidad.
Hay muchas teorías que intentan explicar lo que es o significa la opinión pública. Al final, pese a lo que digan unos y otros, digamos periodistas o editorialistas, lo mas cercano a lo que piensa la gente son las elecciones: ¿Cómo explicar, por ejemplo, que las mujeres en Estados Unidos hayan votado por quien se aparece como un misógino o que los latinos lo hicieron por quien, en todo momento, con sus decisiones y acciones, se presenta como un racista? Así, también, pese a todo lo que se diga de AMLO, de Claudia Sheinbaum, de la 4T o de Morena, la realidad es que cuentan con más del 70 por ciento de apoyo popular.
MENSAJERO Y MENSAJE
Hoy en día es inevitable: hay que conocer al mensajero y, obvio, su mensaje. Pongo de ejemplo lo ultimo de Alejandro Moreno, “Alito”, el sepulturero del PRI: en más de una ocasión el gobierno de la 4T nos ha dado muestras de su apetito por el dinero, lo necesitan como cualquier gobierno, y como lo hizo AMLO lo van a tomar ahí donde lo encuentren. Así, hoy en día, unos y otros, afirman que el Gobierno federal, que Morena, quiere adueñarse de los ahorros de los trabajadores del Infonavit. Dice “Alito”, que lo quieren como su caja chica…en los hechos, su denuncia puede ser cierta.
El problema, sin embargo, es que Alejandro Moreno no es un buen mensajero: y por tanto, la población, los electores, no le hacen caso a su denuncia: y es que, la verdad, no tiene autoridad moral, creo que ni política, para darle fuerza a sus palabras: su vida está cobijada por corrupción, por tráfico de influencias, por autoritarismo… que, aunque sus palabras fueran ciertas, nadie los toma en cuenta porque, sin más, se preguntan: ¿Qué busca o quiere?, entendiendo que nunca ha querido el beneficio del pueblo, pero si el personal.
EXPLICACIÓN
En la comida a los periodistas el gobernador Américo hizo énfasis en que no teme a la verdad y conminó a los periodistas a cumplir el apostolado del periodismo, que es la verdad. La realidad es que Francisco Cuéllar hace su chamba; los medios de comunicación, pese a que su mercancía son las noticias, son empresas comerciales y tienen políticas editoriales. Y los reporteros, a fin de cuentas, tienen que hacer su trabajo, son empleados que se tienen que ajustar a las líneas de trabajo.