enero 8, 2025
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Mauricio Zapata

El primer sueldo

agosto 16, 2024 | 782 vistas

En la anterior colaboración de esta edición de fin de semana de Punto por Punto, les relataba sobre mi primera chamba que, si bien fue involuntaria, fue el primer trabajo por el que tuve que ganar un dinero para satisfacer una necesidad.

Les contaba que eso había sucedido en 1982 cuando tenía ocho años.

Pero el primer trabajo formal que tuve, fue a los 15 años como asistente en lo que hoy es TV UAT. En ese tiempo, se llamaba Departamento de Medios Audiovisuales y pertenecía a la Subdirección de Extensión Universitaria de la UAT. Las oficinas estaban en el Ocho y Nueve Matamoros.

Mi mamá trabajaba ahí como coordinadora de producción. Yo tomaba clases de fotografía en la Casa del Arte y saliendo de allí iba a buscarla para regresarnos juntos a casa.

Me empezó a gustar mucho lo que hacían allí.

Cuando había oportunidad y salía alguna grabación, me les pegaba para ayudarles.

Así, hasta que la entonces titular de esa área, Carmen Quiroga, me dio el trabajo de ayudante de cámara. Me pagaba de su bolsa 50 mil pesos a la quincena. Quizás hoy sería el equivalente a 500 pesos.

Pero para mí era suficiente. Debo reconocer que trabajaba por hobby y no por necesidad. Así que el sueldo completo era para mí.

Los días de quincena recibía el billete y me iba a las Tortas Hawái de Ciudad Victoria que, por esas fechas estaban ubicadas en la calle Hidalgo junto a lo que ahora es un enorme estacionamiento a lado de la Mueblería Villarreal.

Estamos hablando de 1989.

Entonces, me compraba mi torta, cuyo combo me costaba diez mil pesos.

Saliendo me iba a la Librería Kapa y dejaba pagadas dos revistas que salían cada lunes: “Balón” y “Penalti”. Como su nombre lo dice, eran relacionadas al futbol. Cada revista me costaba cinco mil pesos. Allí se iban ya otros diez mil, es decir, 20 mil pesos de mi sueldo.

Aparté en una tienda un reloj Cassio que me gustaba mucho. Checaba el pulso y tenía cronómetro. No me interesaba lo del pulso, pero me gustaba mucho ese reloj, así que lo “separé”. Me costó 50 mil pesos, y cada quincena pagaba diez mil. Así en dos meses y medio ya lo tenía.

Después hice lo mismo, pero con unos tenis Adidas que me encantaban. Esos los compré en una tienda que estaba junto a Fotografía De Llano.

Esos me costaron 80 mil, así que tardé más tiempo en sacarlos.

El resto de mi quincena, que eran 20 mil pesos los distribuía para mis gastos de la escuela. Pero cuando hablo de gastos, no era para cuadernos, colegiaturas o algún producto que me sirviera para estudiar, sino para comprar algo en el receso.

Dejaba cinco mil pesos más para ir cada quince días al cine. Iba a Cinemas Gemelos y me “chutaba” la película de moda, me compraba un hot-dog, unas palomitas y un refresco.

Estaba yo en tercero de secundaria, así que ya comenzaba a salir con alguna niña, pero le invitaba unos elotes en la Plaza Juárez o incluso, el cine cuando era posible.

Durante dos años estuve así, o sea, ganando 50 mil pesos, comprándome mi torta, mis revistas y algo que “separaba”, como podía ser un pantalón, alguna playera, pants o algún artículo de ese tipo. Incluso, un año compré un estéreo marca Fisher. De los primeros que salieron con Compact Disc.

Más tarde gané más y, en 1992 todo ese año, no gasté nada, todo lo ahorré para comprarme un coche, lo cual hice ya en 1993, primero fue una moto campo traviesa que poco tiempo después vendí para adquirir un Vocho 68 que me vendió Enrique Gattás.

Todo eso, fue de mucho aprendizaje, porque me enseñé a ahorrar, administrar, organizar y saber comprar.

Son cosas que nunca se olvidan y sirven para toda la vida.

Quizás sea un relato muy personal que a nadie le importa, pero bueno, a veces contar anécdotas puede resultar más entretenido que leer un análisis sobre las obras y acciones que hace un gobernante.

EN CINCO PALABRAS.- Ya ni la burla perdonan.

PUNTO FINAL.- “Los recuerdos llenan vacíos”: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

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