Por Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Lo preocupante o no de la inseguridad pública no es si aumenta o
baja la incidencia delictiva. El verdadero problema está en la impunidad,
ocasionada por la incapacidad de las policías y, particularmente, de las
instancias de procuración de justicia, para cumplir con su responsabilidad.
El tema merece abordarse luego de las recientes declaraciones del
vocero de seguridad pública, Jorge Cuéllar, doliéndose y reprochando la
ausencia de denuncias por parte de las víctimas del delito.
“Sin denuncia no hay delito”, afirma el funcionario estatal.
Frente al razonamiento del vocero habría que preguntarnos, ¿por qué
el ciudadano decide no denunciar el delito del que es víctima?.
Las razones son muy variadas pero, de acuerdo con encuestas de
Instituto Nacional de Estadística y Geografía, (Inegi), destacan tres: una es,
la falta de confianza en las autoridades. Las personas consideran que
resulta una pérdida de tiempo formalizar una denuncia.
Otra causa es, lo tortuoso que resulta el proceso para llegar ante el
agente del Ministerio Público. La víctima del delito debe armarse de
paciencia para esperar horas a que le reciban la denuncia y para aguantar
malos tratos de los servidores públicos.
Y la tercera causa es, la corrupción imperante. A pesar de la narrativa
oficial, sigue imperando la cultura del moche. Las carpetas de investigación
que más avanzan son aquellas donde el afectado “aceita” la maquinaria
oficial con pagos económicos.
Frente a esa realidad, es entendible que muy pocas víctimas del delito
se animen a atravesar todos esos obstáculos para acudir ante las instancias
de justicia.
La cifra negra del delito es contundente: en Tamaulipas, de cada 100
ilícitos que se cometen, ¡solo se denuncian seis! Del otro 94 por ciento la
autoridad no es notificada.
De hecho, la tasa anual de la cifra negra del delito en nuestro estado
está por encima de la media nacional.
Ahora bien, si a todo eso le sumamos que ese seis por ciento de
delitos que se denuncian tienen de cabeza a la Fiscalía General de Justicia
del Estado, lo cual se refleja en el enorme rezago de carpetas de
investigación que enfrenta, es fácil de entender la decisión de los
ciudadanos de no reportar los delitos que sufren.
Por eso mi insistencia de que el verdadero detonante del problema de
la inseguridad pública es la impunidad. Cuando un delincuente se da cuenta
de que las posibilidades de que reciba un castigo son mínimas o nulas,
seguirá actuando.
De ahí que resulte absurdo el que, cada mes las autoridades salgan a
festejar una presunta disminución de la incidencia delictiva, sobre todo
porque, como lo revela la cifra negra, hay 94 delitos de cada 100 que no se
denuncian.
Es evidente entonces que los tamaulipecos padecemos dos males
muy graves: uno es la inseguridad pública y otro la impunidad ocasionada,
como ya se dijo, por la ineptitud de la instancia de procuración de justicia.
Ineptitud en la que mucho tiene que ver el déficit de agentes del
Ministerios Públicos y policías. Pero ese es otro tema.
La conclusión entonces sería que, en vez de estar evaluando la
incidencia delictiva, los gobiernos se deben ocupar en conseguir que cada
vez sean más los delincuentes retirados de las calles. Cuando los
maleantes vean que hay mano dura y eficiencia de la autoridad, por
añadidura habrá una disminución en las cifras de delitos.
EL RESTO.
ALISTAN “ARMAS”.- Los agricultores del distrito de riego 026 se
reunirán hoy en Reynosa, para definir las medidas que habrán de adoptar
para defenderse del que califican como un atropello por parte de la
Conagua, al no autorizar el trasvase del agua que les corresponde de la
presa “El Cuchillo”.
El miércoles se reunirán también en Monterrey con funcionarios de la
Conagua y de la Junta de Agua y Drenaje, y luego viajarán a Victoria para
un encuentro, el jueves, con el gobernador, Américo Villarreal Anaya.
Por lo que les han adelantado, a esta última reunión asistirá el director
nacional de Conagua, Germán Arturo Martínez Santoyo. Será una semana
de definiciones en el conflicto campesino.
ASI ANDAN LAS COSAS.