Claudia Vázquez
La lucha de la mujer por ganar espacios en todos los ámbitos, y lograr la anhelada igualdad de género, finalmente ha dado resultados positivos, y se podría decir que su “emancipación” es tal, que hasta se han convertido en una fuerza, porque su palabra se ha vuelto ley, de tal forma que podrían acusar a cualquier hombre y este sería llevado a juicio sin mayores contratiempos.
El mejor de los ejemplos es el caso del chofer de plataforma que era amenazado por su pasajera con acusarlo de tocamientos, intento de violación y otros, lo cual finalmente, pese a que llamó al número de emergencias, no logró su objetivo, debido a que el hombre tenía una video cámara.
Pero, ¿qué hubiera pasado si el chofer no hubiera tenido evidencia videográfica?
Muy seguramente hubiera sido acusado y quizás hasta enjuiciado porque hoy en día la mujer goza de una protección especial, y la verdad, que bueno, es extraordinario…lo malo es cuando se abusa de esa bondad jurídica y de la misma solidaridad de la sociedad en general.
El caso que fue tan “sonado” llevó a la diputada local priista en Tamaulipas, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, a presentar una iniciativa para castigar con más severidad a quien realice falsas declaraciones y con dolo.
La legisladora manifestó en cuanto a la actitud de la mujer acosadora: “los derechos conseguidos son para cuidarlos, y no podemos permitir que seamos las mujeres quienes abusemos para acusar falsamente a nadie”.
El caso que se hizo viral en redes sociales llegó al seno legislativo, con ello; intentaran frenar el abuso en ese sentido con el aumento de dos terceras partes a la penalidad de cárcel que existe en la ley para este delito.
Sin embargo, se tendría que buscar alguna mediada, alternativa o mecanismo que evite que eso vuelva a suceder, porque, ante tal evidencia existe la presunción de que podría haber inocentes en las cárceles del país acusados falsamente por un delito de carácter sexual por una mujer sin escrúpulos.
Sin lugar a dudas que la mujer debe seguir contando con todo el apoyo del aparato judicial, y de la misma sociedad, pero, su palabra no puede ser ley, y menos por el riesgo que significa creer “a pie juntillas” en sus acusaciones, ahora sí que no se puede dejar la acción de la justicia en una lucha de “dichos”.
Quizás sería sano volver a aquella sentencia jurídica que decía el que acusa prueba.