Meliton Guevara Castillo
Pasó una Navidad, quizá nos desvelamos, dimos gracias al Creador por los alimentos, nos reunimos en familia, recibimos o no, saludos y bendiciones de familiares y amigos, regalos y más regalos. La cuestión es, sin la menor duda: ¿cómo pasamos la Noche Buena? Si lo hicimos en convivencia fraternal, si estuvimos solos, si disfrutamos una suculenta cena o simplemente nos reunimos y festejamos… por cierto, hay personas que, por cuestiones religiosas, no celebran el natalicio de Jesús, según sus cuentas, nació entre marzo y abril, y no en diciembre.
Sea lo que sea, para la gran mayoría de los mexicanos, la noche del 24 de diciembre es de fiesta. Preposadas, posadas y la cena de Navidad, son parte de la idiosincrasia mexicana; sin distinción de posición social, es un hecho significativo, simbólico, por tanto, es parte de nuestra cultura, de nuestra forma de comportarnos. Claro, se intensifica más, por el efecto de la publicidad que impacta en cada uno de nosotros, que despierta el deseo o la ambición de disfrutar o de poseer.
SIMBOLISMO NAVIDEÑO
Todas las religiones tienen simbolismos. En este caso Jesús es parte de la religión católica y de la cristiana. En términos estrictos, la Noche Buena es el nacimiento de Jesús. La biblia nos enseña el proceso de su nacimiento, de sus padres, de cómo fue de un lugar a otro, que se perdió durante un tiempo (se cree se estaba formando religiosamente) y enumera los actos que fortalecen la fe y la certidumbre de que es hijo de Dios, que es el profeta. Pregonaba la humildad y la fe.
Las pastorelas, el pedir posada, el acostar al Niño, son el preámbulo de la Noche Buena. En casa de mamá, año tras año, se realiza el ritual de acostar al niño; lo hace con el apoyo de varias de sus sobrinas. Luego, el 2 de febrero se realiza la “levantada del Niño”; los padrinos lo visten y lo llevan a bendecir, simplificando, hacen oraciones y al término hasta se hace un festejo, una comida, un convivio pues. La fe religiosa familiar se hace patente en este tipo de realizaciones o acciones.
CONVIVIO FAMILIAR
La tradición familiar del Nacimiento cómo que va perdiendo fuerza; lo realizan familias e, incluso en otra época, hasta había concursos de nacimientos. Este año ignoro, o no me enteré, si hubo concursos navideños. De lo que, si hay certeza, es que las familias aprovechan la ocasión, vaya pues, para estar en familia: todos conocemos, por decir, el fenómeno de los migrantes, o braceros, que días antes van llegando a reunirse, a estar con su familia… el gobierno, hasta crea programas especiales para darles la bienvenida a los migrantes.
Las carreteras que vienen de la frontera se saturan: la reunión familiar es un imperativo. Así que, espero que esta Noche Buena, haya sido de fiesta, de alegría, de una grata y feliz reunión familiar… que hayan dado gracias al Gran Arquitecto del Universo la oportunidad de vida que nos concede, que nos permite estar en familia, disfrutar a nuestros padres, hermanos, sobrinos, a nuestros hijos. La convivencia familiar nutre y fortalece la unidad, el amor filial: la vida nos enseña que, en las buenas y en las malas, siempre está ahí un familiar.
FELIZ NAVIDAD
Parafraseando a Catón, el de Política y Cosas Peores, deseo que mis cuatro lectores hayan tenido una excelente Noche Buena; también, así debe ser, quienes no son mis lectores; disfruté la Noche Buena con mi esposa Martha y mi hija Ana Rosa, mamá en su casa, puesto que sus hijos acostumbramos visitarla, estar con ella, y desearle ¡Feliz Navidad!
La felicidad familiar, y más en Noche Buena, es un proceso que fortalece el espíritu, nos hace renovar nuestra fe y esperanza de que el día siguiente será mucho mejor, porque hay unión, cohesión, y la certeza de que los problemas cotidianos no van a debilitar nuestra fe, de que cada día que vivimos es un regalo de Dios, que disfrutamos… y con nuestra Fé, damos Gracias a Dios.