septiembre 16, 2024
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María José Zorrilla

El tiempo es oro

agosto 18, 2024 | 101 vistas

María José Zorrilla

 

Sería un viaje de una semana. Se trataba del lanzamiento de un cohete fabricado por Boeing una de las compañías más fuertes en materia de aeronáutica que con bombo y platillo se aventuraba a crear un transporte como posible vehículo para misiones especiales y viajes turísticos a la Estación Espacial Internacional (EEI) o ISS por sus siglas en inglés. La realidad es que la misión del Starliner entró en crisis al no poder regresar a sus tripulantes Barry Wilmore y Sunita Williams por fallos en el motor y han quedado atrapados en la estación con un posible regreso hasta febrero del 2025. No era novedad que alguien estuviera tanto tiempo en el espacio. Hace menos de un año regresaba Ricky Ramos americano de origen ecuatoriano a la tierra después de 371 días en la EEI. Pero, en esta ocasión no estaban preparados para una larga estadía. Mientras que Boeing y la Nasa estudian cómo resolver el asunto se ha pensado tentativamente en regresarlos con la otra competidora espacial la famosa Space X de Elon Musk. Para quienes nos mantenemos ajenos al mundo de la aeronáutica nos parecería imposible que alguien pueda pasarla bien en ese pequeño mundo de cables, ductos y estrechos pasillos en donde solo con entrenamiento especial, amor a la aeronáutica y a la investigación puede ser soportable. Si alguna vez han visto el interior de la EEI es de impacto. El ecuatoriano Ramos estuvo mandando videos de cómo es la vida diaria en ese encierro voluntario dentro de un espacio donde se realizan investigaciones diversas. Es un laboratorio donde llevan a cabo pruebas de tipo médico para la optimización de equipos de tomografía, elaboración de nuevos fármacos para trastornos como la distrofia muscular, producción de sangre artificial para animales, aplicaciones de tecnología de brazo robótico para la industria automotriz, desarrollo de plantas y animales, reducción de calor en las ciudades, rastreo del agua, crecimiento y cultivo de plantas entre muchas otras investigaciones en el campo de la astronomía, astrobiología, física, meteorología y medicina. Es un gran proyecto multinacional de más de cien mil millones de dólares creado en 1998 y donde rusos, japoneses, canadienses, europeos y norteamericanos comparten sus módulos de estudio. Desde que me enteré de la noticia no dejo de pensar que esa profesión es más compleja que la de un minero que, aunque las condiciones son terribles, los topos del subsuelo tienen salida a la tierra y la mitad del tiempo tienen vida normal, comida caliente, cama cómoda, la familia cerca y días de asueto. Mucha debe ser la pasión de quien desea convertirse en astronauta pues requiere sacrificios casi infrahumanos, condiciones extremas y riesgo inminente. Cualquier fallo en el espacio se convierte en una verdadera amenaza y para muestra este viaje que de ocho días se ha convertido en uno con retorno desconocido. Por lo pronto el tiempo apremia y la NASA, Space X y Boeing estudian conjuntamente la mejor manera de traerlos a casa. Han dejado de lado sus diferencias. No cabe duda que la unión hace la fuerza. En cualquier campo, la innovación trae implícito el riesgo al fracaso. Cuando se incursiona con algo nuevo y diferente se está expuesto a variables nunca antes conocidas o desviaciones impensadas que obligan a improvisar sobre la marcha, analizar donde estuvieron los fallos y buscar salida de manera conjunta como lo están haciendo los tres gigantes de la industria aeroespacial.  México como país, ha tenido grandes fracasos en muchos rubros, pero entre los retos más preponderantes para la nueva administración sobresalen el narcotráfico y la violencia. Han llegado los tiempos de unir fuerzas con quien sea necesario para escapar de este encierro que nos tiene atrapados en una esfera no tan limitada como la estación espacial, pero con peligros potenciales de mayor alcance para la población en general y donde hay muchas vidas en juego. El tiempo es oro. Mientras, que el espacio de acción del gobierno se ha ido reduciendo, el del crimen organizado ha ido en aumento. El reloj de la violencia no ceja en su marcaje sanguinario y las respuestas no llegaron con los abrazos. Llegó el momento de pensar en otras opciones de solución que ataquen de fondo y de manera integral el ominoso problema.

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