Claudia Vázquez Andrade
Dicen que todos tenemos en la vida un golpe de suerte, y los políticos no son ajenos a esto, y quizás eso fue lo que le pasó al alcalde de Victoria Eduardo Gattás Báez, porque después de no sé cuántas contiendas por diversos puestos de elección popular cobijado por su despreciado PRI, y otras tantas por Morena, finalmente el lopezobradorismo lo llevó a la alcaldía capitalina tamaulipeca.
Y esta presunción de suerte viene a colación porque es inexplicable la caída de popularidad del ex priista, partiendo que empezó su gobierno con una serie de obras y aciertos sin haber tenido un presupuesto fuerte y sin el apoyo del gobierno estatal en turno, pues aún mandaban los llamados vientos del cambio.
Pero de pronto, se le hizo “bolas el engrudo” y se le vino encima una serie de problemáticas propias de un municipio que no logró contener y menos solucionar, hasta que entró en su auxilio el gobierno estatal, y podría decirse que ni así.
Sus esfuerzos por lograr estabilizarse y recuperar el espacio perdido entre los victorenses han sido variados, sin embargo, la falta de resultados no le han permitido tener la empatía de sus gobernados.
Pero hoy pone en práctica una estrategia más, llamada “Las Mañaneras de Gattás”, que no es otra cosa que una mala copia de las conferencias diarias que realiza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y de quien habrá que decir sí ha sabido manejarlas y utilizarlas para mantener su popularidad entre la mayoría de los mexicanos.
Las nacientes “Mañaneras de Gattás”, son una vez a la semana; Los miércoles, y obviamente que están muy lejos de ser iguales a las de su líder moral, bueno, mientras siga en Morena.
Y menos aún, aunque hoy es su segunda edición, no le han servido para proyectarse, pues los números de audiencia son más bajas que las transmisiones de principiantes en sus Facebook.
¿Qué ha fallado? ¿La difusión de las conferencias? ¿La falta de contenido? ¿La falta de empatía? o simplemente le sucede como en las telenovelas, en donde los galanes no “prenden” por la sangre pesada que tienen y solo sirven para villanos.
Pues vaya usted a saber, lo que sí es cierto, es que el alcalde Eduardo Gattás Báez, estará en las redes sociales todos los miércoles para informar sus avances y claro para quejarse de que le quieren robar sus proyectos.
Una cosa más, si tiene pensado ir a esas conferencias para exponer sus problemas, no vaya, las puertas no están abiertas al pueblo.
Bien dicen, lo que natura no da… pues no da.
LA ÚLTIMA
El humanismo y la política es un binomio que bien manejado, sin lugar a dudas que dejará un saldo positivo para una entidad, municipio o comunidad, y obviamente el buen recuerdo entre el ciudadano común para quien o quienes lo practican.
La historia ha dado cuenta de gobernadores y funcionarios que son recordados con mucho cariño por la ciudadanía.
En Tamaulipas, el gobierno de Américo Villarreal Anaya se ha pronunciado por esta forma de gobierno, y todo hace indicar que es una realidad, y no un slogan político publicitario.
Y se puede decir, esperando que así sea, que está permeando entre los funcionarios de su administración, o por lo menos es lo que deja presumir la actitud del Secretario de Salud, Vicente Joel Hernández Navarro, quien mostró su lado humano en el Hospital Infantil de Victoria.
A decir de testigos, el doctor llegó a ese nosocomio derivado de un incidente en una secundaria cercana a ese hospital, al cual habrían trasladado a un estudiante del referido plantel educativo.
Y resulta que a la llegada del galeno se encuentro con la desagradable noticia de que los derechohabientes estaban a la intemperie expuestos a los inclementes rayos del sol, registrando su ingreso a consulta o bien cualesquier otro trámite.
La orden fue inmediata, no exponer a la gente cuando acuda al hospital, y todos fueron llevados a la sala de espera climatizada para que fueran atendidos, amén de ordenar de inmediato la compra e instalación de una mallasombra para que se puedan resguardar los familiares de quienes se encuentren en consulta o internados.
Y no paró ahí, porque trabajadores aseguran que a partir de ese día, familiares y pacientes en consulta, reciben de manera gratuita líquidos, frutas y alimentos propios para evitar una deshidratación.
Es claro, que la política no está reñida con el humanismo, y actos como estos son plausibles, además que se gana la empatía de la gente, esa que precisamente ve a cada gobierno en turno como una esperanza de un mejor trato y forma de vida.
Bienvenido el gobierno humanista, y ojalá que muchos funcionarios lo adopten y empiecen por dar una atención digna a sus colaboradores, y presten buen trato a quienes tienen necesidad de un trámite o servicio de la dependencia que les toco presidir.
Como dirían por ahí: obras son amores.
