diciembre 4, 2024
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Martín Aguilar Cantú

¿Es la paz un bien alcanzable? Parte II

enero 26, 2024 | 383 vistas

En un texto compilatorio que conservo sobre las cartas, ensayos y discursos de Martin Luther King Jr., luchador incansable por la igualdad y la libertad en una nación –los Estados Unidos–, entonces gravemente dividida por la segregación racial, hay una frase que resuena en mi cabeza y que quiero compartir hoy con ustedes para seguir dialogando sobre la construcción de una paz duradera y sus implicaciones. Este líder afroamericano alguna vez dijo que “la verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión”, resaltando con ello que la paz genuina no puede solo considerar la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia y equidad en nuestras sociedades.

En mi columna anterior conversábamos sobre el Índice de Paz Global, que nace de la necesidad y visión del Instituto para la Economía y la Paz, con oficinas en la CDMX y otros países, de contar con instrumentos de medición y análisis que permitieran la compresión de la paz desde una perspectiva sistémica. A decir de organizaciones mundiales que lo utilizan para su trabajo e investigación, incluidas las Naciones Unidas y el Banco Mundial, este índice permite acceder a la información más reciente que se tiene sobre un modelo de medición de la paz que considera 23 indicadores en 163 países (99.7% de la población global).

Estos 23 indicadores, a su vez, concentran su atención en tres temas fundamentales: seis mediciones sobre los conflictos internos e internacionales en curso dentro de los países que incluye; diez mediciones sobre la seguridad y protección en dichas naciones; y diez mediciones que comprenden la militarización en los estados que evalúa. Cada uno de estos aspectos reviste especial importancia y es indicativo del nivel de paz que se alcanza a la vez que refleja claramente dónde nos encontramos a nivel nacional y mundial en los esfuerzos –o la ausencia de ellos– por construir entornos de paz que perduren.

Hoy más que nunca, parece urgente la necesidad por parte de los países de ofrecer respuestas sistemáticas al deterioro de la paz mundial, que en su decimoséptima edición, el Índice de Paz Global 2023 ubica en un 0.42 por ciento. Sin embargo, México aparece con un relevante, pero aún mejorable, avance de 0.9 por ciento, ya que, en los últimos tres años, de forma consecutiva, ha ido mejorando en contraste con lo que se observó entre 2015 y 2109, años donde se alcanzaron picos importantes de deterioro. Coincide precisamente con las fechas en que quien les escribe vivió en la capital de Canadá por un tiempo y recuerdo claramente la conversación con un buen amigo canadiense, a quien le asombró mi reacción ante las cifras de criminalidad en Ottawa, que consideré muy bajas, casi imperceptibles, pero que sorprendían al medio que lo reportaba por considerarlas altas. Mi referente, por supuesto, era mi propio país, entonces sacudido por una ola de violencia que parecía no terminar. Solo recuerdo a mi amigo decir que, gracias a ese sobresalto, asombro e inconformidad ante el más mínimo alce en estas cifras, una sociedad como la suya lograba mantenerse siempre en niveles más que aceptables dentro de las mediciones de paz y conflicto que evalúan a Canadá. Informarnos y conocer el estado de paz que viven nuestras sociedades resulta fundamental para corregir o reafirmar el rumbo.

Quizá usted, estimado lector, se preguntará qué puede hacer desde su entorno y comunidad para abonar a la construcción de la paz, y la respuesta no es simple, pero es definitivo que existen acciones concretas para contrarrestar los efectos nocivos de aquellos elementos que inciden de forma constante y claramente identificable en los niveles de desarrollo de la paz y sus procesos. La respuesta a esta y otras interrogantes se podrá leer en la tercera y última parte de esta colaboración donde abordaré la educación para la paz y cómo podemos participar en su creación e implementación. Aquí los espero, siempre agradecido con el favor de su lectura de esta sencilla columna que intenta, siempre, propiciar el DIÁLOGO DE IDEAS.

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