diciembre 11, 2024
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Martín Aguilar Cantú

¿Es la paz un bien alcanzable? Parte III

febrero 9, 2024 | 225 vistas

Muy estimado lectxr, en esta última entrega de mi colaboración sobre la construcción de una paz duradera y nuestro rol fundamental en ese proceso trataré de aproximarme a los 8 pilares básicos que sostienen la Paz Positiva, un concepto relativamente reciente y atribuido al empresario y filántropo australiano Steve Killelea y que he tratado de dibujar junto con usted en mis dos columnas anteriores. De acuerdo al Instituto para la Economía y la Paz resulta de una mayor efectividad y certeza entender la paz como un sistema que se sostiene de manera sólida si tratamos de comprender que estos pilares describen el ambiente óptimo para que el potencial humano florezca y ofrecen, a su vez, un marco que orienta las políticas públicas hacia niveles de paz, bienestar y felicidad mucho más altos. Entre más robustas sean nuestras sociedades y economías, más resilientes y adaptables a los cambios podrán ser.

Lo anterior queda claro cuando desmenuzamos estas ochocolumnas que sostienen a los estados con significativas mejoras y/o resultados en los índices medibles de paz.  El primero de ellos es el buen funcionamiento del gobierno, que incluye, entre otras cosas, el desarrollo de nuestra cultura político-democrática, la efectividad del gobierno y el estado de derecho. Segundo, un ambiente de negocios que parta de las buenas prácticas comerciales, un Índice de Libertad Económica favorable y congruente a la vez con el Producto Interno Bruto por habitante. Un tercer elemento se centra en los bajos niveles de corrupción, es decir, el dominio de élites o facciones, el Índice de Percepción de Corrupción, que se ubica en mejores posiciones ante las acciones anticorrupción de este gobierno y su sabido mensaje de combatirla desde su instauración. El cuarto pilar se ocupa de los altos niveles de capital humano que reflejan un sistema educativo que promueve la capacitación y especialización desde la edad secundaria, el Índice Global de Innovación y el Índice Global de Desarrollo de la Juventud.

Me detendré aquí solo para reflexionar en el quinto pilar fundamental que es el libre acceso y circulación de la información, lugar en donde hemos donde nos hemos mantenido a la vanguardia desde la creación de instituciones que lo vigilan y que podrían desaparecer, si así lo propone nuestro presidente y encuentra mayoría y respaldo en las cámaras, si y solo si, en su lugar, surgen instituciones renovadas que atiendan este necesidad esencial. El Índice de Libertad de Expresión, las tazas de suscripción y acceso a telefonía móvil y el Índice Mundial de Libertad de Prensa exhiben un alto valor si se les considera dentro de este pilar y se exploran constantemente y a conciencia sus fluctuaciones.

En cuanto al sexto hito contemplado para la construcción de una Paz Positiva se encuentran las buenas relaciones con los países vecinos y que parte de tres aspectos: la hostilidad hacia los extranjeros, el número de visitantes y la integración regional. Ocupa el séptimo sitio la distribución equitativa de los recursos, que bien valdría la pena abordar en una sola columna por las aristas que inevitablemente imponen análisis recientes de informes de organizaciones internacionales como Oxfam y lo acontecido en el último Foro Económico Mundial de Davos, en el que 250 millonarios firmaron una petición para pagar más impuestos, lo que podría contribuir a la reducción de la brecha de pobreza y desigualdad en México, que aunque muchos escépticos rechazan, ha sido significativa a partir de la creación de programas sociales que directa y notablemente incidieron en la reducción de la pobreza en nuestro país. En este pilar son analizados también la expectativa de vida a partir de la inequidad y la movilidad social. Por último, en octavo lugar, aparece la aceptación de los derechos del otro, que analiza índices como el de empoderamiento, desigualdad de género y reclamos de grupos diversos.

En la implementación de la Paz Positiva, aparentemente, existen dos caminos: Estimular al sistema en su totalidad, abordando esos 8 pilares de forma simultánea, lo que crearía un círculo virtuoso de construcción de la paz donde la intervención a cada pilar resultara práctico para el desarrollo de la dinámica política actual. O bien, identificar e impulsar el pilar que se encuentre en el escaño más débil al desarrollar políticas y acciones que mejor le impacten. En esa visión sistémica, cada mejora tiene efecto positivo a su vez, en las demás, lo que constituye un esfuerzo colectivo y en cascada.

Nosotres, querido lector, podemos abonar, y mucho, a la edificación de sociedades de paz, nuestro involucramiento y reconocimiento de nuestras debilidades es el camino que parece más próximo. Nuestro reto es educarnos, comprender mejor sus procesos y atender al constante llamado de nuestras autoridades y órganos autónomos para participar de forma activa en el desarrollo de sociedades democráticas, no en vano la Presidenta del Sistema DIF Tamaulipas ha llamado de forma coherente a quienes trabajan por apuntalar los pilares que arriba describo como Mensajeros de la Paz, espero que todes sigamos siéndolo, con valentía, dignidad y amor.

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