diciembre 4, 2024
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María José Zorrilla

Es realmente un hombre malo

octubre 29, 2023 | 293 vistas

María José Zorrilla.-

Ante la terrible hecatombe que ha caído sobre Acapulco y sus
alrededores por el huracán Otis, ha circulado información a través de las
redes sociales que ha generado desconcierto, asombro, repudio y
consternación. Lo más grave es que todavía el puerto se encuentra
incomunicado, sin servicios básicos, sin techos, sin agua, luz, víveres ni
seguridad para subsistir. Ante la desgracia queda al descubierto lo atroz del
meteoro y la incapacidad del gobierno de enfrentar desde el primer
momento la situación con presteza y eficacia. El tamaño de la destrucción
es para dejar a cualquiera pasmado y no es el primer presidente que ante la
desgracia no asume la situación de la mejor manera. Lo que es inconcebible
son las medidas que le siguieron después de la tragedia. Decir que estaba
contento porque en su sinuoso trayecto hacia Acapulco se había encontrado
gente de gran corazón y que afortunadamente no eran muchos los muertos,
son palabras que jamás debió pronunciar ni en su primera mañanera ni en
ningún otro foro. No se puede estar contento ante el tamaño de la
destrucción de una importante región del país y la cantidad de víctimas que
era previsible suponer ante la magnitud de la catástrofe. Fue también muy
malo el momento que AMLO concreta la extinción de los 13 fideicomisos del
poder judicial. Peor aún tomar decisiones tan absurdas y abominables
como prohibir a la sociedad civil y a las instituciones no gubernamentales
entregar apoyos cuando en otras ocasiones ha sido la sociedad civil la que
ha ayudado enormemente a sacar el buey de la barranca y resolver el
problema.
Esas declaraciones fueron dinamita pura, un verdadero detonador
para exacerbar los ánimos por la desesperación de los afectados
y por el repudio hacia AMLO de amplios sectores de la población. Ante las
desgracias siempre se ve como culpable al gobierno. No lo fue de la
categoría del huracán, pero si en la ausencia de prevención a la población
de su peligrosidad, aunque hubiera sido vertiginoso su desarrollo de
categoría 1 a 5. No fue en una hora, fueron muchas horas valiosas que se
dejaron escapar. Testimonios como el de Fernanda Familiar dan cuenta que
ni los funcionarios del Estado de primer nivel estaban enterados de la
situación tres horas antes del desastre. Miami si tenía ese conocimiento.

Será el Peje realmente un hombre malo, sufrirá alguna patología o por qué
sus decisiones con un dejo de sonrisa socarrona así lo parecen para sus
detractores. Me encontré con datos muy interesantes sobre el mal de una
filosofa que se llama Ana Arendt, alemana sobreviviente del holocausto y
nacionalizada norteamericana. Hace un análisis muy interesante sobre el
mal cuando no se trata de alguna patología sino de una banalidad misma
que por su esencia evita que la persona piense. Hace la distinción entre
conocer y pensar. Lo contrario el no pensar es ser irreflexivo, débil de
pensamiento. Pensar implica hacer una reflexión sobre uno mismo, pero se
puede argumentar que el no pensar, o sea la irreflexión está íntimamente
conectada con el mal porque la irreflexión anularla pregunta ética.

La irreflexión dice la filósofa no genera el mal per se, pero si condiciona su
expansión y entre sea mayor la irreflexión mayor es su expansión.
La irreflexión la relaciona con el no remordimiento y esta es condición de la
pregunta ética.

Arendt, como lo expresa el estudio de Andrea Viviana Verger
sobre ética, responsabilidad y acto, distingue lo moral, lo legal y lo ético.

La moral es un juicio de valor entramado en una cultura determinada,
lo legal pone en juego las leyes y la producción de estas es un proceso
cultural que nunca debe atañer a un solo individuo sino a un grupo humano
encargado de tal función y la ética apunta a la relación del sujeto respecto
del acto en cuestión. Si analizamos lo hablado por la señora Arendt
podríamos llegar a una triste conclusión que para muchos era bastante
conocida. Aparentemente AMLO es un ser irreflexivo, toma decisiones a
bote pronto. Esto deriva en que el accionar de nuestro presidente está muy
cerca del mal acorde a la estudiosa alemana. Si las decisiones tomadas a
botepronto no fueron reflexionadas entonces tampoco viene el
arrepentimiento. No hay manera de dar marcha atrás a lo asumido, aunque
en el caso del reparto de despensas si fue tanta la presión social que tuvo
que modificar las instrucciones del control absoluto de apoyos sólo al
Ejército y la Marina. Si por el contrario los actos de López Obrador fueron
asumidos después de profunda reflexión como lo fue la cancelación del
aeropuerto, o invitar a celebrar nuestra independencia un ejército que ha
invadido otro país, entre otras decisiones desconcertantes, estamos ante un
personaje que cómo lo calificaría usted.

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