Las «fake news» o noticias falsas se han convertido en una herramienta manipuladora y dañina utilizada por el poder para desinformar, desprestigiar y controlar la opinión pública.
Desde páginas anónimas en Facebook, muchas veces orquestadas desde altas esferas, se difama e injuria a personas con el fin de deteriorar su imagen y frenar su influencia.
Lo preocupante es que, aunque estas acciones atentan contra el derecho a la información veraz y el respeto a la dignidad personal, aún no existen regulaciones efectivas que castiguen o, al menos, controlen estos actos en el ámbito digital.
La falta de legislación adecuada para estos delitos en redes sociales permite que estas campañas de desprestigio proliferen y que cualquier ciudadano pueda ser blanco de mentiras, sin contar con los medios legales suficientes para defender su reputación.
Aunque algunos intentos de regulación han sido implementados en distintos países, el ritmo de la ley parece no estar a la altura de la rapidez y el alcance que ofrecen estas plataformas.
Esto deja un vacío legal que beneficia a quienes usan la desinformación como arma.
Por otro lado, existe otro problema grave: la falta de pensamiento crítico en la sociedad.
Muchos usuarios de Facebook comparten estas noticias sin analizarlas, dándoles legitimidad y contribuyendo a la viralización de contenido falso.
La falta de educación mediática y la superficialidad con la que se consume la información en redes sociales convierte a los individuos en agentes involuntarios de la desinformación.
Ante este panorama, es urgente que las autoridades tomen medidas para establecer regulaciones efectivas, promoviendo al mismo tiempo una educación crítica hacia los contenidos que se consumen.
Solo con una ciudadanía informada y consciente, y con un marco legal que penalice el uso de noticias falsas para manipular, será posible disminuir el impacto de estas campañas difamatorias en nuestra sociedad.
Pero mientras no se haga, cualquiera puede ser víctima de este fenómeno, el cual, hace trizas a la gente, sin que nadie algo para poder ponerle un freno.
EN CINCO PALABRAS.- Solo ellos se lo creen.
PUNTO FINAL.- “Cuando no se puede, aunque estiren la mano”: Cirilo Stofenmacher.
X:@Mauri_Zapata