Rogelio Rodríguez Mendoza
Alrededor de 200 agentes de la Guardia Estatal renuncian en Tamaulipas cada año.
La cifra la reveló el secretario de Seguridad Pública, Sergio Hernando Chávez, quien admitió dos datos importantes: uno, los policías se van principalmente por los bajos salarios; y dos, al renunciar los agentes quedan expuestos a ser cooptados por los grupos del crimen organizado.
Que dos centenares de policías deserten cada año es un hecho preocupante, sobre todo cuando cada vez es mayor el desdén o desinterés que reciben las convocatorias de reclutamiento de nuevos elementos y, peor aún, cuando cada vez es más grande el déficit de agentes.
Por eso llama la atención que con esa realidad que envuelve a las corporaciones policiales, la Secretaría de Seguridad Pública no se haya aplicado a reducir la “fuga” de policías.
Por ejemplo, si uno de los principales factores de deserción son los bajos sueldos, ya debería estar trabajando la dependencia en la gestión de ingresos decorosos y atractivos para los policías.
De esa manera, no solamente evitará que cada año 200 agentes vayan en busca de un trabajo que les asegure mejores condiciones de vida, sino también estará reduciendo los riesgos de corrupción.
Si un policía se sabe bien pagado, y con prestaciones atractivas, como un buen seguro de vida, derecho a vivienda, becas para sus hijos, entre otras, seguramente lo pensará dos veces antes de caer en la tentación de la corrupción que por lo general proviene de los grupos criminales.
Por lo demás, solamente con prestaciones atractivas se podrá vencer ese desprecio por ingresar a las corporaciones policiales.
Resulta hasta absurdo pretender que un joven se interese en un trabajo de policía con un sueldo mensual que apenas rebasa los 25 mil pesos, de los que todavía tiene que destinar una parte para resolver sus necesidades esenciales cuando es comisionado en una ciudad distinta a la que vive.
Además, ¿habrá alguien que quiera arriesgar su vida por ese sueldo?
La respuesta está, insisto, en el desprecio a las convocatorias que cada año emite la Secretaría de Seguridad Pública para aspirantes a ingresar a la Guardia Estatal.
Por eso nuestra sorpresa de que, con todos esos datos relevantes, que el mismo titular de la SSP admite, no se haya diseñado una estrategia para mejorar el pago a los policías.
No es ninguna exageración advertir que, si las autoridades no se aplican en mejorar las condiciones laborales de los policías, a la vuelta de pocos años la Secretaría de Seguridad Pública se quedará sin personal operativo.
Veremos y diremos.
EL RESTO
Por cierto, los operativos antialcohol han perdido por completo el sentido para el que fueron creados, que es el de sacar de circulación a los conductores ebrios para prevenir o reducir los accidentes automovilísticos.
En realidad, dichos operativos se han convertido en un pretexto para extorsionar por parte de los oficiales de vialidad, quienes a cambio de un pago, ¡que incluso se puede hacer por transferencia! “perdonan” a los conductores ebrios para que se retiren y sigan representando un riesgo letal para el resto de los automovilistas.
Le aclaro: no es un problema propio de un municipio en particular. Ocurre en prácticamente todos los municipios del estado donde se implementan ese tipo de operativos.
En casos como esos es donde deberían estar trabajando instancias como la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, y la misma Comisión de Derechos Humanos.
¿No cree usted?
ASÍ ANDAN LAS COSAS.