Ángel Lara Martínez
Esta es la segunda entrega sobre la fundación de este importante ejido del municipio de Victoria.
Tan pronto como se pudo, de la CNC llegó la respuesta a la carta, la cual a la letra decía: “hermanos campesinos, no desistan en su gestión, solo teniendo la tierra solicitada en sus manos, podrán disfrutar de los beneficios de la Revolución”.
Eran las palabras de un compromiso hecho a la distancia, los próximos ejidatarios con la anuencia de Graciano Sánchez y tomando como ejemplo la creación de la CNC, llamaron a convención ejidal en su poblado, la primera se llevó a cabo el siete de marzo de 1942 y la segunda el 21 de septiembre del mismo año, fecha de la entrega provisional que la Comisión Agraria Mixta hizo a los interesados.
La Hacienda Las Comas, era la más importante productora de henequén en aquellos años, contaba con preciadas tierras, aptas para el cultivo y excelentes pastizales para la ganadería; la fibra del henequén era de tan buena calidad que sus dueños don José Zorrilla y doña Mercedes Gómez Molleda, la trasladaban al Puerto de Tampico por medio del ferrocarril, para de ahí exportarla a los Estados Unidos de Norteamérica e Inglaterra.
A Victoria se le conoció como la cuna del henequén, cientos de hombres trabajaban en esta actividad desde plantar, limpiar, cortar y desfibrar. En nuestros tiempos, quien no recuerda aquel camión de redilas que antes de las seis de la mañana llegaba al ejido por los jornaleros, quienes, con lonche al hombro y gancho en mano, eran trasladados hasta los campos productores del conocido como oro verde.
El día 20 de junio de 1942 el Gobernador del estado otorgó el fallo favorable para la dotación y el 21 de octubre del mismo año, la Liga de Comunidades Agrarias, solicitó el permiso y desmonte de las primeras 50 hectáreas del ejido, el cual ya era provisional.
El dos de septiembre de 1943 se firmó el decreto presidencial de la resolución definitiva para la creación del ejido General Manuel Ávila Camacho, antes Las Comas.
Fueron dos mil 900 hectáreas afectadas de las haciendas Las Comas y Santa Rosa para su creación; mil 208 destinadas para trabajarlas como labores en el temporal y mil 692 para ser utilizadas como agostadero; la superficie total fue otorgada a cien personas capaces como lo exigía la ley, pero lo que no decía, era que estos campesinos estaban listos para asumir el título de ejidatario con toda gallardía.
De esta manera es que podemos exponer el proceso desarrollado por los actores de aquella época; los documentos consultados han sido varios, principalmente los del archivo histórico de la Casa del Campesino, el Registro Agrario Nacional y parte de la carpeta básica ejidal.
El tema da para seguir desarrollando el devenir histórico de nuestro querido ejido, comunidad de la cual, muchas personas nos sentimos orgullosos de pertenecer; poblado que, con la participación comprometida de sus habitantes, va al encuentro del futuro.
Hasta la próxima.