José Inés Figueroa Vitela-
El Instituto Electoral de Tamaulipas solicitó un presupuesto récord,
por el orden de los 756 millones de pesos, para el ejercicio del año entrante.
La danza de los pesos y los centavos en los órganos electorales no
es una polémica nueva, igual por los eventuales actos de corrupción que
prohíjan, así de corte financiero, como político, pero no son los únicos.
Hace seis años, luego de “reventar” a dos Presidentes del órgano
local electoral, estrangulándoles las ministaciones presupuestales, el
exgobernador de triste memoria sometió esa instancia, empujando acuerdos
en los oscurito.
De los 316.2 millones ejercidos en la elección local general del 2016,
para el 2017, los 213 millones solicitados ya parecían mucho, cuando no se
tenían que habilitar los 43 consejos municipales, dos distritales y financiar
toda la operatividad, con los insumos de una elección.
Para el 2018, que se dio la primera elección concurrente en nuestro
estado -de ayuntamientos-, el gobierno estatal “le dio el primer juntón” al
Ietam, que habiendo solicitado 537 millones de pesos, le aprobaron menos
de la mitad.
Entonces el Instituto se convirtió en otra dependencia del gobierno
estatal.
Sus funcionarios se los mandaban de la Secretaría General de
Gobierno y los administrativos cada vez tenían que formarse en la de
Finanzas, para justificar y esperar autorización de cada gasto.
Concretados los “acuerdos”, para el 2 mil 19 volvió la generosidad del
gobierno estatal, que “le concedió” un presupuesto de 613.2 millones de
pesos al Ietam, cuando solo iban a elegirse diputados locales.
2020, otro año sin elección, los 298.3 millones aprobados, significaron
un injustificado incremento de casi el 30 por ciento, respecto de su referente
anterior.
Para entonces ya el Ietam estaba en franca expansión física.
Triplicó el tamaño de sus oficinas centrales, con construcciones,
remodelaciones, tapizado y amueblado, más la dotación de aditamentos
fijos como recubrimientos de madera y otros materiales, muebles
empotrados, equipos de audio y video, acondicionamiento de aire, entre
otros, en una propiedad ajena, rentada.
Los proveedores, en esencia, no fueron distintos a los del Estados y
el partido en el gobierno -PAN-, a quienes llegaron, aparte, muchos de los
recursos producto de las multas aplicadas por el instituto, a los partidos
políticos, vía el Cotacyy.
Convennientemente, las suspicacias de inicio estaban sobradamente
superadas.
En el 2 mil 21, con la segunda elección concurrente -justificadas en el
origen con el cuento que disminuirían los gastos electorales, pero fue
justificante para todo lo contrario-, al Ietam se le aprobó ejercer 559.6
millones de pesos.
Para el 2 mil 22, ya con el inminente cambio del gobierno de las
complicidades, los del Ietam “se pusieron austeros” y pidieron una reducción
¡de 8 millones!, en el año cuando se elegiría gobernador.
El incremento del 75 por ciento entre el gasto de una elección de
gobernador a la otra, seguía sin tener explicación, más aún, cuando muchas
de las actividades de seis años atrás del Ietam, ya las había asumido el
INE.
Sin ir tan lejos, el 25 por ciento que subió el gasto electoral entre los
dos últimos años en los que no ha habido elección en Tamaulipas, de los
298 millones en el 2020, a los 372 en este 2 mil 23, no soportan el más
somero arqueo.
Y esos 372 millones, ya pasaron por el escrutinio y ajuste del
gobierno de la transformación, porque los del Ietam, el año pasado, para
este, habían pedido 413 millones, es decir, 41 millones de pesos más.
Fíjese usted, la diferentes entre andar “sueltos” y que exista alguien
que imponga orden.
Los consejeros electorales primero se aprobaron, para este año, un
presupuesto de 406 millones de pesos, que luego se aumentaron a 413
millones, “para cubrir su aumento de sueldo”, porque se enteraron que en el
Tribunal los Magistrados se habían dado tal aumento y ellos no podían
quedarse atrás.
La diputación morenista, ante la inconformidad de los cómplices, no
solo anularon los incrementos salariales; también ajustaron los gastos
personales, para dejar aquella suma, que siguió siendo superior a la
inflación respecto del referente anterior.
Ahora quieren 756 millones de pesos para el año entrante.
¿Siguen pagando “piso” a la banda de los cuernos largos?
¿O de quién es el negocio?
Son preguntas que seguramente se harán en la Secretaría de
Finanzas, antes de incluir tal planteamiento en el Presupuesto General del
Estado que enviarán al Congreso Local.
Y los diputados, ya lo anunció el Presidente de la Comisión Revisora,
ISIDRO VARGS FERNÁNDEZ, hará lo propio.