octubre 1, 2024
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Claudia Vázquez Andrade

Gattás y su ley

octubre 1, 2024 | 4 vistas

Claudia Vázquez Andrade.

 

Bien dicen que el ejercicio del poder ciega, entorpece los sentidos, y cuando a eso se le agrega una dosis de soberbia, el resultado de una gestión de gobierno puede ser catastrófica.

Y tal parece que eso está sucediendo en la Capital de Tamaulipas, en donde el alcalde Eduardo Gattás Báez, en un hecho sin precedentes tiene a la Ciudad en un estado de ingobernabilidad porque su equipo de trabajo, bueno aquellos que deben ser aprobados por el cabildo, simplemente no cuentan con ese visto bueno.

A decir de “cercanos” al alcalde expriista, “Lalo” simplemente enfureció, y sin decir agua va, expuso; palabras más, palabras menos, que, dado los resultados satisfactorios y la lealtad de su actual equipo de trabajo, y en uso de sus facultades, había decidido no pedirle la renuncia a ninguno de sus colaboradores.

Entiéndase entonces, que todos los funcionarios del llamado primer nivel continuarán al frente de su función, claro, que esa determinación no tendría nada de malo, pues tiene facultades para proponerlos, sin embargo, lo cuestionable en este caso, es que encabeza un Ayuntamiento inconstitucional porque colaboradores como es el caso del secretario del Ayuntamiento, oficial mayor, tesorero, entre otros, no han sido aprobados por los síndicos y regidores como lo marca la ley.

¿Qué sucede en el Ayuntamiento de Victoria? ¿acaso el alcalde “Lalo” Gattas desconoce los procedimientos legales, habiendo vivido ya un proceso similar? ¿habrá determinado medir fuerzas? o como se dice en la política ¿está jugando a las vencidas?

Ahora sí que se podría decir que la actual administración municipal de Victoria es ilegítimo, porque si bien es cierto “Lalo” Gattás rindió la protesta protocolaria como presidente municipal de Victoria como lo mandata la ley, también es cierto que encabeza una administración sin los nombramientos correspondientes.

Y la determinación adoptada por el Alcalde configura una irregularidad, así lo establece el código municipal porque no pueden ejercer funciones sin haber tomado posesión legitima o sin cumplir los requisitos legales.

Sin lugar a dudas que este caso es y será histórico, no por el “berrinche” sino por la falta a la ley.

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