diciembre 13, 2024
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Mauricio Zapata

Geño y figura…

agosto 25, 2023 | 1695 vistas

No vamos a hablar de lo que como gobernador hizo o dejó de hacer. Ese sería otro tema.

Lo que me llama la atención es el cariño que le tiene la gente a este exgobernador.

Desde que fue detenido en el 2017 ha tenido muchas muestras de cariño, de afecto, de admiración y de respeto.

Pocos políticos gozan de ese privilegio.

Con todo lo que se ha dado en los últimos días sobre la liberación de Eugenio Hernández Flores, me parece increíble cómo la población en general (no los bots comprados) dicen y muestran ese cariño.

En los post que los diferentes medios de comunicación suben a la red, en el espacio de comentarios, el 99 por ciento de la interacción entre los usuarios es positiva.

Insisto: pocos políticos pueden presumir eso.

Geño ayudó a mucha gente.

Lo hizo de corazón.

Desde luego que como buen político lo hacía para tener a la ciudadanía de su lado, pero también los apoyaba porque le nacía hacerlo y le gustaba hacerlo.

Hay que reconocer que es un tipo con mucho carisma. Es simpático y bastante atractivo para las mujeres.

Como mandatario estatal, pocas veces se le vio de mal humor, enojado o haciendo jetas.

Claro que sí tuvo días malos.

Recuerdo en una ocasión que iba llegando a Palacio de Gobierno. Se le veía de malas, pero los reporteros nos acercamos a entrevistarlo.

No nos rechazó.

Pero nos ‘bateó”. No obstante, no fue grosero, al contrario.

“Nombre, no sean ‘bolados’, traigo mucho jale. Mejor váyanse a almorzar y después platicamos, ¿sí o no?”, dijo, sonrió y le dio palmadas a algunos de los colegas que estaban a su lado. “Ahí después, raza”. Y se fue.

Nadie dijo nada. Hasta para eso era un tipo con mucho tacto.

Me tocó ver una vez que llegó, también a Palacio. Se le acercó una señora que, dijo, era de Burgos. Le pidió apoyo para un tratamiento médico. Geño se le acercó, la abrazó. La mujer le platicó el caso, Él le ordenó a alguien llevarla con Rodolfo (secretario de Salud) para que la atendiera.

—Llévala con Rodolfo y que él la atienda personalmente, ordenó.

Y le preguntó a la señora: —¿Ya almorzaste?

—No. Contestó.

—Que primero te lleven a almorzar y después a que te apoyen con lo que necesitas. Y si no te apoyan vienes a decirme.

Después supe que no solo le resolvieron su caso, sino que el propio Eugenio le dio dinero para que se regresara a su municipio.

Y como ese, hubo muchos casos más de gente a la que ayudó.

Llama la atención que muchas personas cuando se les pregunta sobre Eugenio Hernández, siempre tienen un comentario positivo, siempre.

La mayoría de ellos en el sentido de que los ayudó, de que repartió, de que hubo algo en que les echó la mano.

¿Se imaginan a alguien opinar igual del que se acaba de ir?

No. Creo que salvo sus muuuuuuuy cercanos, el resto de la población tamaulipeca no tiene buenos recuerdos de él. Pero esa es otra historia.

Geño está libre.

No sé si se vaya reincorporar a la política, pero en caso de que lo haga, tendrá muchos seguidores, que no le será complicado contender por algún puesto de elección popular.

Se celebra que esté en libertad y que siga siendo ese Eugenio de siempre.

Y lo decimos desde el punto de vista ciudadano, no el periodístico. Porque siempre se portó raza con la raza.

EN CINCO PALABRAS.- La justicia finalmente le llegó.

PUNTO FINAL.- “No hay mal que dure un sexenio”: Cirilo Stofenmacher.

Twitter: @Mauri_Zapata

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