¿Qué tan difícil es gobernar? Yo creo que, para unos, es algo muy fácil si tomamos de referencia que, para ser gobernador de Tamaulipas basta con poseer suficiente instrucción, según reza el artículo 78, fracción V, de la Constitución Política del Estado. Para ser presidente de la República son más exigentes, el artículo 82 constitucional, establece que debe poseer título de licenciatura, con título y cédula profesional, diez años antes del registro de la candidatura… ni nos acordamos de Platón, que recomendaba fueran los mejores.
La cuestión es que, gobernar, sea desde un municipio, una entidad federativa o la Federación, no es nada fácil: una cosa es, por ejemplo, administrar de manera correcta los recursos disponibles; y otra, muy distinta, la forma en que toman decisiones y las acciones que realizan, que algunas veces los ciudadanos las observamos de sentido común, otras de un conocimiento especifico del área pública… y el detalle es que, los errores, los paga la sociedad, la población en general.
CONDUCIR
En términos teóricos, gobernar significa dirección o conducir hacia un rumbo. Y la toma de decisiones tiene que ir acorde a un contexto, es decir, los protagonistas que están jugando. Los problemas son los mismos, aquí y allá, por decir en la Capital tamaulipeca como en otras ciudades de la entidad es el agua, son los servicios públicos, el financiamiento; la dirección va en razón a la forma en que se pretende solucionar: veamos el caso de la basura. Ya se propone por ahí que se “privatice el servicio”; cuando las múltiples experiencias en otras ciudades han sido desastrosas… y es que, ya de plano, más de un presidente municipal ya no aguanta la presión.
Vemos el caso de la pobreza: los gobiernos priistas, como los panistas, una y otra vez dieron vida a programas sociales; que, sin embargo, no funcionaron porque desviaban los recursos o se los robaban, y al final el pueblo castigó al culpable con su voto. Por eso AMLO fue más listo: para que no haya robos descarados entrega directamente el dinero… y el resultado ahí está, como bien dice, los pobres agradecidos, fieles, le dieron un cheque en blanco el pasado dos de junio… ya tiene las condiciones propicias para que Morena se perpetúe en el poder.
PODER Y POLÍTICA
Es preciso hacer un apunte: el poder significa la capacidad que tiene un político para imponer su voluntad; tal y como lo hará AMLO con la reforma al poder judicial: los diputados, que representan al pueblo, cumplen fielmente sus peticiones, hasta sin quitar una coma. En cambio, la política, está destinada a resolver los problemas de la sociedad, hacerlo con eficiencia y eficacia, porque un problema no resuelto se puede agravar. Y la cuestión es, que es lo que pretende un gobernante: usar a su libre albedrio el poder o cumplir con la encomienda de la política.
El común denominador de los gobernantes mexicanos, fueran del nivel que fueran, siempre fue solo uno: el dinero, la riqueza, actuaban sin moral, porque para ellos, lo más importante fue acumular riquezas. La esposa de un exgobernador veracruzano apuntó en una libreta: merezco abundancia, merezco abundancia, merezco abundancia…fue tan evidente, que al marido lo detuvieron y juzgaron. Es difícil indicar que sexenio fue el más corrupto, pero el emblemático fue el de Enrique Peña Nieto.
MEGALÓMANO
Primero los pobres, siempre fue una estrategia: para ganar o comprar votos y afianzar el poder; y en el caso de AMLO desde un principio buscó crear las condiciones para que todo sucediera como él deseaba: canceló el aeropuerto, para demostrarle a los ricos, a la mafia del poder, que debe prevalecer la política y no depender de lo económico. Para hacer y deshacer, paulatinamente fue debilitando a sus contrapesos, para evitar la rendición de cuentas… no me vengan con que la ley es la ley, sentenció en una ocasión.
En más de una ocasión, ante preguntas en las mañaneras, respondió que su propósito es ser recordado como el mejor gobernante de México, por eso, desde un principio se asumió como un héroe igual que Benito Juárez, Francisco I. Madero, por eso su gobierno se denomina la 4T, la cuarta transformación, antes fueron: La independencia, la reforma y la revolución mexicana. Efectivamente, pasará a la historia como el destructor de una forma de gobierno y espero que, al final funcione, y no suceda como su promesa de darnos un servicio médico igual al de Dinamarca.
ADICCIÓN
Difícil no aceptar que el poder crea adicción: quien tiene nunca quiere dejarlo. Recuerdo el caso de una amiga, que tuvo un cargo relevante en el Gobierno estatal, y cuando se quedó sin él, su vida cambió: ya no tenía carro, ya no tenía chofer, ni viáticos… es solo un ejemplo mínimo. Imaginen lo que sucede con quienes tienen más y más poder, como un presidente: AMLO lo persiguió por 18 años, de ser priista paso a ser perredista, como no lo lograba, creó su propio partido. Y ahora, por cómo se están dando las cosas, no se quiere ir… lo va a exprimir hasta el último minuto, y será con aprobación de la reforma judicial, para destruir el gobierno de la división de poderes.