Dhena Mansur Sánchez
La mejor edad es cuando dejas de contar años y empiezas a contar los sueños cumplidos. Dicen que la edad se escapa como el aire que corre por esa ventana que tienes abierta, formando siluetas y figuras que, a su vez, se van deshaciendo y al final desaparecen.
A diferencia del viento, nosotros somos materia, somos aliento, suspiros, somos vida llena de experiencias que nos transforman día a día y que nos hacen aprender para bien si siempre tomamos lo que viene con filosofía, consejo que les comparto y que viene de un buen amigo y cada que vivo algo no agradable lo aplico así que le agradeceré siempre enormemente. En realidad, no existe un año en la vida del ser humano que represente el equilibrio perfecto ya que lo que la juventud no conoce la madurez te lo advierte y lo que la madurez ansía, muchas veces lo posee una inmadura juventud.
Así que como les dije al inicio, la mejor edad es cuando dejas de contar los años y empiezas a contar los sueños cumplidos y por supuesto, cumplirlos también implica mucha valentía, atrevimiento y de desprendimiento de cada uno de esos miedos que puedas cargar. Muchas veces somos nosotros los que cortamos nuestras propias alas, con pensamientos limitantes o prejuicios y eso justamente lejos de rejuvenecerte es lo que te envejece, muchísimo más que cualquier suero anti edad o cremita para tu rostro. La peor de las tragedias no es cumplir años como muchos lo creen, tampoco el descubrirte una nueva arruga, alguna cana o hasta sentir más grande tu cadera.
La verdadera y única tragedia son esos años transcurridos que no fueron bien vividos; la tragedia es que esas arrugas no nos recuerden historias y que esas caderas y esas canas no se hayan paseado por múltiples lugares. El arte de acumular juventud es lo que tenemos que poner en práctica siempre y esto es más que nada el aprender a vivir con intensidad, ilusión y pasión. ¿Ya lo haces? ¿Qué edad tiene tu corazón?
Si me dices que está lleno de proyectos y bombea fuerte y feliz por haber conseguido, aunque sea una pequeña parte de sus sueños, entonces puedo garantizarte que estás en tu mejor edad y nunca permitas que alguien te diga lo contrario.
Aunque seas ya un adulto, que nadie perturbe tu niño interior, solo los niños tienen esa curiosidad en su mirada y esas ganas incansables de experimentar, cuando llegamos a una edad adulta “la influencia” de terceras personas, llámese amigos, familiares, parejas, personas allegadas, pueden apagar esa chispa que no todos logran conservar, quitándote entusiasmo, dejándote totalmente desmotivado; Otro ejemplo el tener pensamientos limitantes y por último la inseguridad, nunca olvides que los verdaderos sueños se encuentran solo a unos pasos después del límite que muchos nunca llegan a cruzar por quedarse en su zona de confort.
¡Vale la pena saltarlo!
En esta especial ocasión te tengo un manual de instrucciones que te encantará y que te permitirá llegar radiante a tu mejor edad.
1.- Diviértete siempre: siempre realiza lo que haga reír tu corazón y lo que te apasione.
2.- No hagas daño a nadie: vive con intensidad, pero siempre cuidando el no lastimar a nadie en el proceso a su vez protégete de que te hagan daño.
3.- No aceptes las derrotas: los trenes seguirán pasando para todos aquellos que se atrevan a intentarlo no una sino diez veces más.
Y por último:
4.- Esfuérzate por ser feliz.
Y jamás olviden que “Maduramos con los daños, no con los años”.
Los años siempre nos darán la perspectiva que da el haber acumulado batallas, perdidas y sentimientos encontrados a lo largo del camino. Los años y los daños forman el equipo perfecto que nos dará una mirada experimentada, para ver más allá de la visión y del tiempo. No hay un manual para saber cómo manejarnos en la vida, nadie nos dice como crecer emocionalmente, lo aprendemos por ensayo y error, o sea “Cayéndonos y Levantándonos” nunca intenten equipar su mente con piezas de la mejor calidad, estudien mejor su corazón y sus emociones. Si Dios me lo permite en 2 días más, este 14 de diciembre, contaré con la dicha de cumplir un año más de vida, serán ya 41 primaveras, soy la más privilegiada por contar con su lectura, así que puedo decir con gran alegría.
¡Gracias a la vida, que me ha dado tanto!
