diciembre 15, 2024
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José Inés Figueroa Vitela

Haciendo historia

julio 2, 2024 | 161 vistas

José Inés Figueroa Vitela

 

La coalición, encabezada por Morena, con el PT y el Verde, se denominó “Seguimos haciendo Historia” y por ella votó el grueso de los tamaulipecos, refrendándole confianza.

Todos los actores de la nueva clase política, han estado realizando acciones extraordinarias que quedan grabadas para la posteridad.

Entre ellos, resulta por demás notorio lo que se ha hecho desde el Poder Legislativo, bajo el liderazgo de la diputada ÚRSULA PATRICIA SALAZAR MOJICA.

Con esa mentalidad criminal característica, de quien no hizo, pero sí deshizo durante el pasado sexenio, FRANCISCO JAVIER “N”, quedaron amarradas, artificiosamente, todas las estructuras jurisdiccionales y entes autónomos.

Contados los demás poderes al margen Ejecutivo, con la manifiesta intención de ganar impunidad y prolongar el saqueo institucional de manera transexenal.

De mil maneras diferentes, se trató de librar las ataduras dejadas al nuevo gobierno, pero todo desembocaba en la viciada cadena del procedimiento judicial, invadida de rémoras del pasado, al servicio del mismo.

Solo los diputados locales morenistas y sus aliados, lograron sacudirse el despojo del control de la Cámara -que igual habían “fabricado”- y empezar a desatar los nudos dejados por aquellos, para abrir espacios a la gobernabilidad, la justicia y el estado de derecho.

Todavía corrieron muchos recursos legaloides, cargados de corrupción, amagos y amenazas, para torcer el curso de la ley, tender mantos de impunidad y sostener la estructura del mal, al servicio del exgobernador de triste memoria, sus parientes y cómplices.

Con el acicate perverso, los representantes del ex, más que de sus partidos, ideologías o convicciones, elevaron el tono del debate, hasta puntos de distorsión que muchos criticaron.

Los representantes populares, pertenecientes al partido en el gobierno, debieron escalar sus posicionamientos, punto menos que al mismo nivel de decibeles, para evitar que se quedara en el ambiente la expresión torcida, como algo cierto que pudiera confundir a alguien.

Lo que se tuvo que hacer, se hizo, para reivindicar el valor del voto de los tamaulipecos, quienes hace tres años en las urnas decidieron, que esta legislatura fuera de mayoría morenista y por extensión, llevara la administración de este poder.

Si la conducción de la legislatura y el tono del debate no admite reclamaciones, menos lo será el oficio legislativo, propiamente dicho.

En efecto, entre las más de diez iniciativas que cada semana-sesión se presentaron, se colaron decenas de exhortos sin ton ni son, y hasta muchas iniciativas de ley y reforma fueron para tratar temas ya considerados por otras legislaciones.

Pero además de aquella heroica defensa del interés popular, para echar marcha atrás las leyes que, en las dos anteriores legislaturas, se hicieron para el despojo ciudadano y la acumulación del patrimonio del exgobernador y los suyos, se crearon nuevos ordenamientos jurídicos de particular trascendencia.

Algunos para asegurar la inclusión, equidad y paridad en los asuntos públicos -reforma electoral-; otros para reivindicar el estado de derecho -ley de la Auditoría Superior del Estado-; para recuperar los destrozos en que se recibió y modernizar el Estado -Ley orgánica del ejecutivo- y para cuidar a los grupos vulnerables -leyes para el cuidado y atención de las mujeres, niños, niñas y discapacitados-, por citar algunos ejemplos.

Es decir, la productividad de la actual legislatura no solo se mide en números, ciertamente superiores a las de sus antecesoras; si se quiere, pueden tomarse en cuenta la cantidad, pero por sobre todo la calidad impone.

Resulta incuestionable que, en la agenda de la bancada mayoritaria y sus aliados, siempre estuvo presente el interés superior de la ciudadanía, lo que no se podría afirmar de las que le antecedieron durante el pasado sexenio, sino más bien confirmar, a pie juntillas, todos sus afanes camino siempre al ritmo de los apetitos de su jefe, el exgobernador.

Esta semana inició el último receso, previo a la entrega de estafeta a la nueva legislatura, pero aún la diputación permanente, y al menos dos sesiones extraordinarias perfilan el desahogo de un paquete importante de asuntos pendientes por resolver.

Hay poco más de 200 -la anterior dejó casi 400-, y se piensa que aquel número se reducirá significativamente.

Muy válida la expresión de orgullo de los diputados de la actual legislatura por su gestión.

Y no, no se van peleados ni mucho menos; cada cual jugó el rol que le tocó y al final de los trabajos, volvieron a chocar las manos y desearse éxito en sus futuras empresas.

El rancho del coordinador priista, EDGARDO MELHEM SALINAS fue testigo.

Todos tienen algo qué hacer… que sea por Tamaulipas.

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