A lo largo de mi vida y en ciertos casos en mi vida profesional he tenido la oportunidad de conocer algunos problemas familiares que tienen que ver con las herencias. Qué debe hacer un padre de familia, o madre pues, antes de irse a vivir a la diestra del señor. Se vive, se forma una familia, se trabaja y en algunos casos se construye una pequeña fortuna. ¿Qué se debe hacer? Y es que, en las redes sociales, leo con frecuencia un mensaje a los adultos mayores: que vivan, que disfruten, porque al fallecer no se van a llevar nada.
La cuestión, entonces, es qué se tiene que hacer. Claro es una decisión personal, pero también, no se puede negar, en toda decisión siempre hay influencias o injerencias, digamos de terceros interesados. Siempre se apunta a alguien de la familia, por lo regular, de la familia política. Hoy hago este comentario porque recientemente, uno de mis compañeros estudiantiles, hizo un viaje a Europa con su esposa, hijos y nietos. Me dijo: me gasté lo que he ahorrado en mi vida trabajando.
ME REGALAS EL COMEDOR
En una reunión familiar, de esas que se acostumbran en fecha significativas, como cuando alguien cumple años, en Navidad o fin de año, sucedió algo insólito o inédito. Reunidos todos en la sala, como quien dice, ya en plan de chorcha, de pronto una de las hijas de la señora, viuda, su esposo había fallecido varios años antes, a boca de jarro, dijo: “Mamá cuando te mueras me puedo quedar con el comedor de tu casa”. Todos se sorprendieron, pues qué te pasa, y agregó: bueno, es que, en términos generales, tú debes fallecer primero que nosotros.
La familia, de esas que en otros tiempos se conociera, como bien avenidas, de clase acomodada, se integró en principio con cuatro hijos: y a todos, tanto el padre como la madre, como se fueron casando, les regalaron una casa, para que no tuvieran problemas de vivienda. Ya todos casados, pues aun quedaba la casa y los enseres de la casa. No supe cómo acabó la historia, pero sucedió en la familia de una compañera de la preparatoria. Espero no hayan terminado peleándose por las cucharas, platos y tenedores.
LA HUERTA FAMILIAR
En el siglo pasado, cuando fui estudiante universitario, trabajé en un juzgado penal: ahí vi pasar, uno y otro expediente, de hombres y mujeres de la zona de Santa Engracia, aun no me casaba ni tenía intereses por estos rumbos, expedientes de pleitos familiares por cuestión de la herencia familiar: la huerta. Algunos pleitos eran que, la huerta en producción, unos y otros se robaban la cosecha, pero otros, llegan a pleitos mayores, de golpes, amenazas y hasta pleitos donde brotaba la sangre.
Efectivamente, las propiedades familiares crean problemas. Hay en Victoria, allá por el poniente, una casa grande, que fue fastuosa en su momento, pero que ahora está abandonada. En una reunión social, uno de los presentes explicó: la casa está intestada, los hijos no se ponen de acuerdo, la cuestión es que ya falleció uno de ellos y entre las propuestas es que se incluya a uno de sus hijos. Otros, de plano, no quieren… mientras tanto, ahí la casa abandonada se va deteriorando e, incluso, se supo cómo en el sexenio pasado el gobierno buscó la forma de apropiarse de ella, precisamente por ser, un inmueble en pleno abandono.
CON TU HERENCIA
Se cuenta una historia que tiene que ver con un rancho. El padre, orgulloso de su hijo, trabajador, serio y responsable, digno de continuar con su legado de trabajo en el rancho, cuando su hijo se casó, le heredó en vida al mismo. Pasa el tiempo, logra ver a un nieto, y un día en un accidente fallece su hijo: al correr los días y la semana, la viuda, que era la heredera de su esposo, tomó una decisión que le cambió la vida: vendió el rancho y el señor se quedó sin nada, ni en donde vivir.
Al principio hice notar cómo un compañero de secundaria se fue de viaje a Europa por un mes, le acompañó su esposa, su hijo y su familia, esposa y dos hijos. Cuando regreso del viaje le comenté: hiciste realidad el mensaje que se difunde en redes sociales, de cómo un señor así, llevó a su familia de viaje a Europa, y que ya estando allá, el nieto le dice: Gracias, abuelito, gracias por traernos de viaje, ¿Cómo le hiciste? Y la respuesta fue: me gasté tu herencia. Quizá el niño no logró entender todo el mensaje… pero, eso sí, disfrutaron bien del viaje, nos compartían todos los días fotos y textos emotivos de los lugares que visitaban.
HERENCIA FAMILIAR
Cuando hice un viaje a España el tema en los medios tenía que ver con una polémica: si los padres tenían la obligación de heredarle a sus hijos el fruto de su trabajo o, si en pleno dominio de sus derechos, podían dejar su patrimonio a una fundación u a otras personas. Había propuestas de un porcentaje mínimo… al final, no supe en que quedó el debate. Pero en México, de acuerdo a un abogado de lo familiar, si el padre no hace una repartición y fallece intestado, todos los hijos tienen derecho a recibir parte del patrimonio familiar.