Rogelio Rodríguez Mendoza
¿A DÓNDE VA LA DIPUTADA?.- Una vez definido que será Mónica Villarreal Anaya la candidata a la alcaldía por Tampico, la pregunta obligada hacia dentro y fuera de Morena es: ¿a dónde irá la diputada, Úrsula Patricia Salazar Mojica?
La actual presidenta de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado era la otra carta fuerte del morenismo para intentar arrebatarle al PAN el gobierno municipal de Tampico, en manos todavía de Jesús “Chucho”, Nader.
Sin embargo, la balanza guinda se ladeo hacia la regidora porteña.
De acuerdo a los trascendidos morenistas, algo bueno viene para la también sobrina del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Nos dicen que ya le tienen asegurada una de las más importantes oficinas en la administración pública estatal.
Desde ahí, la también coordinadora de la bancada de Morena podrá seguir fortaleciendo su proyecto político, para a la vuelta de tres años conseguir su objetivo de ser, no la abanderada a la alcaldía, sino la alcaldesa de Tampico.
No hay claridad de cuál será el nuevo encargo de Salazar Mojica, pero todo apunta a que ingresará al primer equipo del gobernador, Américo Villarreal Anaya.
HERVIDERO.- Esta semana, la sede del Congreso del Estado fue un hervidero. De martes a jueves, decenas de burócratas estatales abarrotaron el inmueble en calidad de porristas de cada uno de los secretarios que comparecieron para la glosa del informe gubernamental.
Durante esos tres días prácticamente quedaron paralizadas las secretarías de la administración estatal, porque los trabajadores debieron acompañar a los titulares a su encuentro con los diputados.
Desconozco a quien se le ocurrió llevar porristas a las comparecencias, pero la verdad se trata de una práctica absurda. Por decir lo menos. Los funcionarios van a un ejercicio de rendición de cuentas, no a un concurso de simpatías.
La lógica indica que, bastaría con que el compareciente lleve a un grupo de colaboradores, que le suministren la información que le requieran los legisladores, pero de ahí a que saturen el edificio con porristas, ya es otra cosa. Es algo que solo denota inseguridad, protagonismo o egocentrismo del funcionario que comparece.
Ojalá que, para el año próximo en Palacio de Gobierno reflexionen el tema. Sin porristas, el compareciente luciría más.
OFICINA BUROCRÁTICA.- Bastante mal se ve la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tamaulipas (Codhet), Olivia Lemus, cuando habla de que los organismos, como el que preside, son un contrapeso del poder público.
En lo formal es cierto el razonamiento que dio el pasado lunes a los periodistas que la entrevistaron en su visita a la sede del Congreso del Estado, porque la Constitución le tiene bien delineado su papel de defensora de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Sin embargo, en la realidad la Codhet se asemeja más a una instancia de la administración pública que a un organismo defensor de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Lemus está próxima a concluir su periodo de ejercicio como presidenta y nunca le hemos escuchado una mínima crítica al actuar de los gobiernos, lo que la pone fuera de lugar cuando habla de que la Codhet no debe ni puede desaparecer por su papel de contrapeso al poder público.
Ojalá que quien vaya a resultar electo para asumir la presidencia del organismo sea alguien que verdaderamente ejerza su tarea a plenitud, que es la de defender a los tamaulipecos de los excesos y abusos del poder público. Esperemos que así sea.
ASI ANDAN LAS COSAS.