Aclarando amanece. Respecto a la columna del jueves, “cinco influyentes en la mesa”, donde narro que Eliseo Castillo, Enrique Garza Tamez, Antonio Martínez Torres, José Cuesta Hernández, y José Braña platicaban animadamente el martes en un restaurante del rumbo del 15 Zacatecas, nos aclaró uno de los aludidos que el diputado Braña no fue parte de la mesa, “solo pasó a saludar”, y que “el desayuno fue de quienes, en la amistad y el afecto, alguna vez hemos trabajado juntos”. Salió al aire.
La anécdota que les salí a deber es esta. A fines de los años 80 reporteaba yo para EL DIARIO, Era responsable de indagar información sobre el Ayuntamiento de Victoria. Recuerdo que era principios de noviembre, y en pocas semanas, el 1 de enero, llegaba el Lic. Tito Reséndez Treviño como nuevo presidente municipal.
En ese momento el presidente municipal era Jaime Rodríguez Inurrigarro, y con su equipo de colaboradores vivían sus últimas semanas de gobierno. Estaba yo entrevistando al todavía secretario del Ayuntamiento, licenciado Jorge Ariel Castellanos.
Escritorio de por medio, formulaba yo una última pregunta a Jorge Ariel, cuando entra a la oficina su
secretaria para decirle, diligente, que acababa de llegar tal abogado.
Jorge Ariel le dice: “Dígale que pase ya”. Y dirigiéndose a mí me dice: “Tú, todavía no te vayas, te voy a presentar al nuevo secretario del Ayuntamiento”.
Entra el entonces jovenazo licenciado Enrique Garza Tamez, que por tres años sería el titular de esa dependencia municipal.
—“Ahorita, abogado te voy explicando cómo funciona esta oficina. Miren, si por mí fuera, yo entregaría este cargo mañana mismo”, dijo Jorge Ariel con cierto tono de hartazgo. Y agregó: “Esto, a veces es bien absorbente. Ya me quiero ir”.
Garza Tamez, entiendo, acababa de llegar de su natal Linares, Nuevo León. Tenía poco tiempo de residir con su esposa en Victoria, y más exactamente en el fraccionamiento Fovissste. Allí también vivía el bien informado periodista, y jovenazo entonces, Héctor Sandoval. A unas calles de ellos, vivía yo.
Sandoval y yo, como reporteros, coincidíamos mucho en la oficina de Garza Tamez. Y resultó que antes de iniciar su cuarto mes como secretario del Ayuntamiento, Garza Tamez fue a dar a urgencias de un hospital local.
Como buenos vecinos Sandoval y yo fuimos a saludar al amigo Enrique a su departamento del Fovissste.
Ya recuperado, luego de una semana retornó a su oficina.
Luego, Garza Tamez se cambió a vivir con su familia a Residencial Campestre. Y yo me fui, mediante crédito Infonavit, me cambié a la colonia Pedro
Sosa, donde dice el dicho… “se vive, se baila y se goza y amanece en el 2 Zaragoza”.
Ya recién electo alcalde, al ingeniero Enrique Cárdenas le comenté que una queja frecuente de los presidentes municipales y secretarios del Ayuntamiento es que en horas de la madrugada suelen recibir llamadas de angustiados padres de familia (en este caso influyentes funcionarios de Gobierno del Estado, y delegaciones federales), que les piden la atención, el favor, de liberar a sus trasnochados jóvenes hijos, sobrinos, infractores de la Ley.
-“Ah, no”, dijo el alcalde Cárdenas, “a mí que no me llamen”.
En el tema de trasnochados, les comparto que por los años 1996-1998 era alcalde de Victoria el C.P. Pascual Ruiz García (+) y brillaba muy fuerte en el béisbol de Estados Unidos el victorense Ismael “El Rocket” Valdez.
Total, que en un receso vacacional El Rocket que se deja caer en su natal Victoria. Y una noche, en razón que andaba manejando, cerveza en mano, una lujosa camioneta, fue aprehendido por elementos de Tránsito Victoria, quienes sin piedad lo echan a la caja de una camioneta patrulla, llevándolo a las celdas de la Preventiva, despojándolo, ro-bán-do-le también una lujosa cadena de oro que portaba. Llevando, igual, su lujosa troca al corralón.
Ya en las celdas, un policía se percata, identifica que el trasnochado encervezado que tienen detenido es el superestrella de “Los Dodgers” de Los Ángeles, “El Rocket” Valdez.
Al día siguiente, al devolverle su lujosa troca, El Rocket estaba enojadísimo, indignado. Para ese
momento ya le habían devuelto su cadena de oro. Pero con todo y disculpas y todo seguía muy enojado.
Y no estaba enojado porque le hayan robado su cadena. Estaba dolido, sorprendido, indignado porque al momento de la detención ningún oficial de Tránsito y ningún policía lo hubiese reconocido como “El Rocket” Valdez que era. La explicación que se dijo entonces es que los polis y tránsitos son gente futbolera, no beisbolera. Y no sabían nada de él. En ese gobierno municipal el secretario del Ayuntamiento fue Gustavo Alberto Rivera Rodríguez, eficiente funcionario que ahora con su familia vive en San Luis Potosí. NOS VEMOS.