Azahel Jaramillo H.
Horas inciertas vive la nación. Ha retornado al cargo de Presidente del vecino Estados Unidos un personaje -Donald Trump- que ahora ha expresado una gran animadversión contra México.
No solo empezó a cambiarle el nombre al Golfo de México, para empezar a denominarlo en el papeleo y trabajo de sus agencias gubernamentales y de la propia Google Maps como “Gulf of America” en lugar de Golfo de México, sino que arrancó ya la expulsión de mexicanos del territorio de Estados Unidos. Y se estima que en Estados Unidos hay cuatro millones cien mil mexicanos sin documentos.
A lunes 27 de enero ya fueron puestos en México, según reportes poco más cuatro mil 500 personas, expulsados -incluidos una cierta cantidad de no mexicanos-. Estas deportaciones han encendido las alertas, sobre todo en los estados fronterizos mexicanos, donde se dan contrastes. Igual tenemos a la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos Galván, que advirtió que no recibirá mexicanos deportados en sus albergues, solamente a chihuauenses. En tanto, el Gobernador de Tamaulipas habilitó tres albergues en la frontera, es decir, en Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros. Con el añadido que la Alcaldesa de Tampico habilita albergue en los patios del Centro de Convenciones para tres mil repatriados.
A la gran tarea que implica la llegada de los repatriados, en estas horas cruciales para México hay que añadirle el alto grado de violencia que se vive en la nación. Y solamente he de referirles dos casos.
En Culiacán, Sinaloa, el domingo 19 de febrero una familia que se trasladaba en su vehículo fue perseguida a balazos por maleantes, con el saldo fatal de tres muertos: El señor Antonio de Jesús y sus hijos Gael Antonio de 12 años y Alexander de 19 años. Su mamá salió ilesa y un sobrino adolescente de ella está hospitalizado.
Sumamente indignado, el profesor Víctor Manuel Aispuro, director de la escuela primaria estatal “Sócrates” donde estudiaba Gael Antonio y acababa de egresar Alexander, organizó una marcha por las calles de Culiacán en memoria de ambos muchachos, que además eran muy aplicados. Compañeros de los niños asesinados, maestros y padres de familia marcharon indignados coreando “¡Fuera Rocha!”, en alusión al gobernador Rubén Rocha Mora. De septiembre a la fecha van 821 asesinados en Sinaloa, donde los delincuentes han atacado hasta las ambulancias de la Cruz Roja.
Desde aquella primera marcha organizada por el director de la Primaria “Sócrates”, se han suscitado a diario nuevas marchas de protesta ciudadanas exigiendo la renuncia del gobernador morenista: “¡Fuera Rocha!”, gritan los manifestantes. Vale decir que el profesor Víctor sólo organizó la primera marcha.
El segundo caso violeto ocurrió el sábado 25 de enero en la carretera San Luis Potosí-Zacatecas. Un equipo de once futbolistas adolescentes y una niña hija del entrenador fueron víctimas de un “secuestro express”. Ellos viajaban en una camioneta tipo Van Sprinter.
Los delincuentes armados despojaron de dinero y celulares a un total de 17 pasajeros de la Van y los abandonaron en una brecha, donde fueron localizados ilesos a las dos horas. Gran parte de la liberación se debió a que la Van viajaba en caravana, con padres de familia y estos reportaron el incidente a la policía, enterándose los delincuentes arriba de la Van, a través de radios que portaban, que ya había una búsqueda en curso.
Con todo, antes de abandonarlos los despojaron de sus carteras y celulares. Horas inciertas vive la nación, con una próxima elección nacional de jueces y magistrados, que tendrá, ya lo verán una muy baja participación de votantes. NOS VEMOS.