septiembre 7, 2024
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Alicia Caballero Galindo

Hoy decidí ser feliz

julio 4, 2024 | 114 vistas

Alicia Caballero Galindo

 

Quien pretenda una felicidad y sabiduría constante, deberá acomodarse a los caminos. …

La alegría reside en la alegría del logro y en la emoción del esfuerzo creativo: Frases del libro “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry

 

Desde que el ser humano empieza a tener conciencia, “aprende” a recibir estímulos positivos de parte de los adultos, a cambio de algo; un sonido, un gesto, una actitud, etc. El bebé que “hace ojitos” recibe un apapacho, una sonrisa, un abrazo, algo que lo hace sentirse bien y querido. A medida que va creciendo continúa la misma mecánica con diferentes estímulos a ciertas acciones que lo hacen sentirse cómodo. Cuando empieza a caminar, aprende una canción o un poema, recibe a cambio una muestra de aprobación. Más adelante, cuando come lo que se le pide, aunque no le guste, obtiene buenas calificaciones, logra terminar un grado de estudio, y así sucesivamente. Es decir, al lograr un objetivo, recibe un estímulo externo.

La vida de ese individuo, se desarrolla bajo estos parámetros, esperando siempre un estímulo externo a un esfuerzo. Llega el momento en que  debe emprender un camino en el cual, será el director de su destino, aplicando el maravilloso atributo de su libre albedrío, pero se quedó con la idea en su inconsciente, que con cada logro, “debe” recibir un estímulo de “alguien” y eso, no ocurre porque, porque si tiene un trabajo remunerado, se espera de él, cumplimiento en su actividad, en el hogar, si es cabeza de familia, padre o madre, lo natural, es que cumpla satisfactoriamente con su papel,  proveedor, “porque es lo normal” cumplir con las exigencias propias de su función dentro de la familia y la sociedad en que se desenvuelve. Si no logró la madurez necesaria para enfrentar sus retos, se sentirá incomprendido(a) cuando no recibe estímulos externos a su desempeño doméstico, profesional o social en su entorno, y surge una secreta insatisfacción que no le permitirá crecer emocionalmente sintiendo que no es feliz. Éste, es un fenómeno común en la sociedad actual, se vive un mundo de competencia y satisfactores externos, que, con más frecuencia de la deseada, se olvidan de valorarse a sí mismos como seres humanos, y canalizan negativamente sus frustraciones inconscientes, porque buscan en el exterior su felicidad, sin recapacitar que cada individuo es un universo con retos propios, sentimientos secretos, frustraciones y satisfacciones intrínsecas que no se comparten y cada uno es responsable de su propia vida.

Hay muchas personas que, teniendo muchas virtudes y logros, manifiestan infelicidad, porque en el fondo, no ha madurado y esperan el estímulo externo, el reconocimiento, para sentirse realizadas. Se escucha a filósofos de distintas corrientes, concluir que, la felicidad, es un estado anímico que se conquista de adentro hacia afuera, es decir, cada individuo debiera ser consciente del gran potencial que posee y la capacidad de construir un entorno amable con su propia energía. Irradiando positivismo, se atrae positivismo. Si, al contrario, se tiene una actitud negativa, se atraerán repuestas negativas, es una verdad irrefutable.

Es necesario aceptar el reto vital y encontrar satisfacción personal en cada meta lograda sin esperar reconocimiento de nadie, apreciar el valor, para enfrentar obstáculos y vencerlos. Al toparse con una piedra en el camino hacia la meta, debe pensarse en alternativas; quebrar la roca y avanzar, sacarle la vuelta y avanzar o, saltar sobre ella y avanzar, siempre avanzar sin esperar reconocimiento de nadie, ni detenerse a lamentar. El mayor de los premios, es la satisfacción de sentirse capaz al sortear las vicisitudes para seguir avanzando, y alcanzar las metas propuestas.

La verdadera felicidad radica apreciar la maravillosa aventura de vivir y la capacidad de vencer barreras mediante esfuerzo propio. Llegamos a la vida solos, los retos individuales son eso, lucha personal, esperar reconocimiento externo, es sentir inseguridad en sí mismo.

Ser feliz, es una actitud personal e íntima basada en la realización personal y no en lisonjas o críticas externas. La competencia es con el propio quehacer que debe ser cada vez mejor y apreciar el crecimiento personal. Es necesario amarse a sí mismo, apreciar lo que se hace y luchar cada día por ser mejores seres humanos.

La verdadera felicidad radica en la aventura vital misma, amando lo que se hace y valorando los Dones concedidos por el universo; la salud, el intelecto, los cinco sentidos y el libre albedrío de manejar estos regalos, para ser mejores seres humanos valorar la capacidad de aprender, amar y dejar una huella de luz por el camino. Somos seres únicos e irrepetibles,

La felicidad está al alcance de todos, indudablemente.

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